Good to you

Maigne se limitó a callar. Se sentó en el suelo, alzando a Demian hasta la altura de su cabeza. Por donde se lo viese parecía un peluche común y corriente, aunque siempre había creído que en el proceso de morir, algo de su alma había terminado allí, razón por la cual no podía deshacerse de él.
Volvió a fruncir el ceño, agitandolo con poca delicadeza.

Maigne: ¿Hay forma de sacarlo de allí?

Algo respecto a tener un shinigami atrapado que se alimentaba a través de ella, no le generaba tranquilidad.

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Gruñó nuevamente, usando su brazo bueno para alzarse y observarlo fijamente.

Xap: Ya te pedí perdón por eso, no me dejaste alternativa.

Suspiró, volviendo a dejarse caer, rascando sin darse cuenta el tatuaje que llevaba justo por debajo de la clavícula. XIII. Luego subió su mano hasta su cabello, pasandola varias veces por allí, intentando relajarse.

Xap: Por cierto, buena patada.

Lesius: Si, la hay. Pero no puedo saber qué clase de shinigami es. Ni si querrá seguir contigo.

Lo decía completamente inalterable, mientras que Hell observaba a Maigne preocupado. No entendía como alguien podía decir tales cosas sin consideración.

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Le observó de reojo, gruñendo.

Eve: Gracias, pero si te hubiese quebrado la rodilla, habría llegado a destino.

¿Como era que alguien que no tenía deseos sexuales algunos podía crear tanta tensión sexual en el ambiente? Miró a la nada, intentando abstraer el pensamiento. Quizás era porque II no había alcanzado a abusar de él; si lo hubiese hecho, no estaría pensando siquiera en dejarse tocar.

Maigne: ¿Podré quedarme con el peluche?

Era honesta, no sentía nada por el shinigami dentro, no era quien la había acompañado, de hecho, si de verdad estaba ahí encerrado, una palabra de consuelo, o algún gesto para acercarse a ella no habría estado mal.
En sus ojos, Demian era aquel conejo azul con botones por ojos, no el habitante dentro.

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Xap: Y habrías dejado a tres personas destrozadas. Ese es el problema cuando la gente te quiere.

Asumía el enojo por haberle impedido que lleve a cabo su cometido, no veía otra razón para sus gruñidos o que le evite la mirada. Se sentó, pasando luego a levantarse con un quejido sonoro, quizás no fractura pero... Se desabrochó el pantalón y lo dejó caer, sentandose en el sillón. Sí, estaba hinchada y de un feo color, no le sería muy útil en unos días, quizás hasta una semana.

Lesius: Si eso es lo único que quieres, sí.

Tomó con cuidado el peluche de entre las manos de Maigne, para separar la enorme esfera de luz verdosa del interior del muñeco, devolviéndolo a su dueña.
Observóa Hell, que como única respuesta se alejó, volviendo entonces la mirada a la muchacha.

Lesius: ¿Te gustaría conocer al shinigami cuando reviva?

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Ignoró por completo su comentario, devariando en sus pensamientos, para luego girar la mirada ante los movimientos dentro del lugar. No podía creerlo. Se sonrojó completamente, desde la punta de las orejas hasta el cuello, y siendo consciente de esto intentó taparse el rostro con ambas manos para dejar de ver. ¿Acaso era idiota? Entendía que él no tuviese ese tipo de necesidades, pero él no era XIII. Él sí tenia necesidades.
Se giró, para sentarse dándole la espalda. Necesitaba no ver, necesitaba que XIII no le viera en ese estado. Y por sobre todo... necesitaba tranquilizarse y disminuír la erección repentina con la que ahora debía lidiar.

Maigne: Supongo que sí

Aunque era más cortesía que otra cosa. Se preguntaba si la reconocería, si todos estos años habría escuchado todo lo que le contaba, o si solo sería una extraña.
Se abrazó contra Demian, conciente ahora que no era más que un peluche no tendría motivos para llevarlo con ella, pero sabiendo que sería incapaz de dejarlo.

Maigne: ¿Lo hará ahora?

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Xap: ¿Hmmm?

Levantó la vista de su rodilla al notar movimiento, alzando una ceja al econtrarse con la espalda de Eve.

Xap: Entiendo el enojo, pero no tienes que darme la espalda Eve...

De no dolerle el tan solo pensarlo, se hubiese levantado y caminado hasta quedar frente a él, pero su rodilla no se lo permitiría. Debía darle tanto reposo como fuera necesario.

Lesius sonrió ante la clara inocencia de la muchacha. Le recordaba a su conexión, esperándole.

Lesius: No, tomará su tiempo -acercó su mano a su cabeza, haciendo una ligera caricia, para luego mirar a Hell-. Iré a llevarlo.

Y abriendo un portal, desapareció de allí.

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Apretó los puños con fueza sobre su regazo. ¿Estaba intentando provocarle o en serio era tan idiota que no entendía lo que estaba haciendo? Bufó, decidido. Si eso quería...

Eve: ¿Sabes que cuando era niño realmente te admiraba? Incluso estuve enamorado de tí un tiempo. Una vez Kui me atrapó tocándome y diciendo tu nombre. Pensé que sería una etapa, pero en este preciso momento estoy excitado, y creo que darte la espalda es la mejor decisión.

Le sonrió, y lo despidió con la mano aún cuando ya había desaparecido.

Maigne: Todos ustedes parecen tan amables...

Recorrió la vista con el lugar, observando las ruinas. ¿Qué habrá estado buscando el dragón allí?

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El calor subió desde sus hombros hasta la frente, y con él, un sonrojo demasiado potente. Tomó nota de su estado y... oh. Se apresuró a subirse el pantalón, tropenzando con sus propios pies y cayéndo sentado al suelo, en una pose nada digna para alguien de su estatus, ¡pero con el pantalón puesto! Lamentablemente no podía hacer nada con respecto a su torso desnudo.

Xap: Yo- eh-- No se que decir ante eso. ¿Perdón? No me di cuenta...

¿Cómo se suponía que contestase ante algo así?!?

Hell: No todos lo son. Algunos simplemente disfrutan de hacer el mal.

Le extendió la mano para que pudiera ponerse en pie, abriendo un portal.

Hell: No creo que quieras quedarte aquí

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Giró el rostro al sentir el ruido tosco de una caída y verlo ahora en el suelo, con los pantalones puestos, pero desprendidos. Lo miró a los ojos unos segundos, para luego decidirse a gatear hasta él, para sentarse a honcajadas. Internamente sólo pensaba en humillarlo de alguna forma, en hacerle sentir tanta vergüenza como la que estaba sintiendo él.
Tomó la mano de XIII llevándola a su entrepierna, no sin antes sonrojarse tremendamente.

Eve: ¿debería repetir lo que hacía cuando era chico? ¿Te gustaría verlo?

Asintió, tomando su mano. Aún si eso podía ser cierto, ella había tenido la buena suerte de encontrar a todos los que querían ayudarla.

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Su sonrojo aumentó demasiado, no quería ofenderlo, pero tampoco.. tampoco quería eso. Retiró la mano lentamente, sin despegar la mirada de Eve, retrocediendo un poco, con él todavía encima suyo. En otra situación, hubiese revertido los roles con facilidad, pero la vergüenza le impedía pensar con claridad.

Xap: ¿E-Eve?

[Stand by because of reasons]

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Mentalmente se anotó un punto al ver que retrocedía levemente, por lo que decidió aumentar la apuesta. Se recostó lentamente sobre él, restregando su obvia excitación contra la entrepierna de XIII. Se lamió los labios lentamente, dejando que lo viese, para luego acercarse a su oreja, mordiendola levemente, para usar su mayor truco.

Eve: ¿Qué sucede, Xap?

Xap: E-ve, detente...

No se detendría, ¿verdad? Su sonrojo aumentaba mientras se imaginaba lo que Eve haría con él. Agitó su cabeza, negando varias veces, sintiendose fatal. ¿Por qué no podía disfrutarlo? ¿Por qué tenía que sentirse tan incómodo ante cada roce de la entrepierna de Eve?

Eve: De acuerdo.

Se puso de pie, sin siquiera dedicarle una mirada, para alejarse y salir del lugar en dirección al baño, donde se encerró. Apoyó su espalda contra la puerta, dejándose resbalar hasta llegar al frío suelo, donde finalmente dirigió una mirada a su entrepierna. No se tocaría, no le daría ese gusto [N/A: como si a Xap le importase, vioh]. Suspiró, para desviar la mirada al techo. El lugar no tenía ninguna salida más que la puerta, pero lo cierto es que no quería salir. Quizás se quedaría encerrado allí un tiempo.

Su respiración se mantuvo agitada unos momentos hasta que por fin logró calmarse. Eso... eso le había dado miedo, la forma en que lo miraba. Cualquiera mataría por ser mirado así. Cualquiera menos él. Trepó hasta el sillón donde se dejó caer, sin querer pensar en nada, ni en Eve, ni en Cronos, ni en Rose.
Echado boca abajo, dejó que su brazo se deslizase fuera, acariciando el suelo con los dedos. Estaba demasiado cansado para preocuparse por nada.

[Pasan un par de horas]

Ya habiendose calmado, salió del cuarto del baño. Subió al cuarto donde estaba su ropa, colocándose ropa interior provocativa y un vestido, para finalmente bajar a la sala. XIII parecía estar dormido. Bien. Anotó en un papel que estaría en el bosque, que no le buscaran, para luego arrojar el papel sobre la espalda desnuda de su antiguo tutor.
Checkeó su celular nuevamente, para salir de la casa internandose en el bosque contiguo. No le fue necesario caminar mucho para encontrarse con un muchacho alto y morocho que le esperaba. No hubo saludos, más bien un beso deseoso que acabó con mordidas y caricias subidas de tono, para finalmente terminar Eve de cara a un árbol, inclinado, siendo penetrado por su acompañante, que acariciaba la punta de su miembro que sobresalía de la ropa interior femenina. En el silencio del bosque, sólo pequeños quejimos y gemidos leves se oían. Sintió que le tiraba del cabello, provocando que arqueara la espalda y sonriese. Era justo lo que necesitaba para olvidarse unos segundos de las horas anteriores.

Frotó sus ojos despertándose, sintiendo que su espalda picaba, descubriendo un papel en ella. Lo leyó rapidamente, la preocupación volviendo a brotar, no se habría atrevido...
Se puso en pié rapidamente, cayento sentado. Demonios, realmente había lastimado su rodilla al ser golpeada y luego correr hasta la casa. Aún así, no podría quedarse sentado esperando.
Salió de la casa sin molestarse en colocarse la ropa, si Cronos se lo encontraba, no podría disimular quien era, y si alguien más se cruzaba en su camino, un vistazo al tatuaje sería suficiente para espantarlos.
Había huellas, o mejor dicho, pequeños agujeros donde el tacón había entrado en contacto con la tierra, y por suerte, no se dirigían hacia Cronos, pero era demasiado temprano como para descartar la posibilidad. Podría solo haber dado un rodeo.
Siguió el rastro en sumo silencio, hasta que la quietud del bosque fue interrumpida por gemidos. Esa debió haber sido su pista, debió de haber interpretado el mensaje, pero su cerebro había decidido ignorarlo, y por eso ahora estaba allí, detrás de un árbol y observando la escena con un nudo enorme en la garganta.
¿Qué se esperaba? Era Eve, y estaba molesto.
La escena le dolía, pero no podía quitar sus ojos de esta.

Sintió que acababa, al igual que su compañero. Se separaron únicamente para volver a acercarse y darse un beso pasional de despedida.
Ya estaba satisfecho, ya seguramente no se sentiría atestado de las hormonas de XIII por la casa. Podría estar a su alrededor en paz. Comenzó a caminar para la casa, quitándose los tacones. Estaba cansado, ahora necesitaría descansar.

No podía enfrentarse a Eve, no ahora. Habían pasado varios minutos desde que ambos se habían retirado, pero el olor a sexo seguía en su nariz, aunque era peor la presión de su pecho. Era un idiota, lo sabía, y por esa misma razón había intentando por tantos años aprender el arte de no sentir.
Observó la dirección hacia la cual estaría la casa, girando y caminando para el otro lado. No. Necesitaba pensar, aclararse un poco la cabeza y tener a Eve cerca, repleta del olor a ese hombre no ayudaría.
Tampoco creía que nadie notara su ausencia, era un gato negro después de todo, parte de su trabajo consistía en ser invisible.

Entró en la casa, dispuesto a hacer las paces con XIII... para no encontrarlo. Subió, bajó, recorrió toda la casa, para finalmente bufar y volver a salir. El idiota estaba herido, ¿qué pensaba que estaba haciendo?
Había comenzado a llover y la vista se hacía cada vez más complicada, al igual que el seguir la pista de XIII. No sabía cuánto tiempo había estado caminando, hasta que lo divisó a lo lejos. Se apresuró un poco, para tomarlo de la muñeca.

Eve: ¿Qué diablos haces? Está lloviendo y estás herido, vamos a la maldita casa antes de que alguien nos encuentre

Chasqueó la lengua, soltándose de su agarre. No lo verían, y si lo hacían tampoco le molestaba, romper un par de narices y huesos no sonaba nada mal en esos momentos.

Xap: Ahora te importa que nos encuentren. ¿Dónde estaba esa preocupación cuando estabas gimiendo en pleno bosque?

Agitó su cabello mojado, esparciendo gotas para todos los costados. No tenía derecho a estar molesto, pero lo estaba.

Xap: Vete, quiero estar solo.

Se sorprendió al ver como se soltaba de su agarre. Como si le diera asco, como si su simple tacto fuera lo peor que pudiera hacer. Frunció el seño, bajándo la mirada.

Eve: ¿Para qué me seguiste, si te dije que no lo hicieras?

Chasqueó la lengua, elevando las manos en el aire.

Eve: No te molestaré más, entendí.

Y sin decir más, se dio media vuelta, dispuesto a irse.

Xap: Te seguí porque estaba preocupado de que harías otra idiotez como ir hacia Cronos.

Gruñó por lo bajo, odiando sentirse tan molesto por una estupidez así, pero sin poder evitarlo tampoco. Quería, realmente quería estrellar la cabeza de ese tipo contra un tronco cercano.

Xap: No sé ni para qué me preocupo, claramente no te importa, ni te interesa.

Eve: ¿Qué diablos?

Se dio vuelta, completamente molesto. ¿Cómo podía decirle eso? Aún si habia intentado entregarse a Cronos, era por el bien de todos, no porque simplemente deseara hacer el papel de idiota.
Tomó un bollo de barro, arrojándolo a XIII.

Eve: Repítelo. Dí que me importa tres mierdas de nuevo. Porque realmente recuerdo estar intentando que no los persigan a ustedes por lo menos, ¡IDIOTA!

Tomó otro bollo de barro, volviendo a arrojarselo, intentando dárselo en la cara pero dándole en el pecho.

Eve: Tú y tu maldito complejo de heroe de telenovelas. No soy tu estúpida Rose, soy un estúpido hombre travesti que -bollo de barro- sabe qué diablos hace porque también es un puto espía -otro bollo de barro- y si quiero morir, qué más te da.

¿De verdad estaba arrojandole barro? ¿Señor "fifi" estaba tomando barro entre sus manos y arrojandolo hacia él? Para cualquiera que estuviese viendo la situación, debería ser extremadamente cómica, incluso en alguna parte de su mente, se estaba riéndo, pero con cada bollo de barro que impactaba en él, se acercaba más y más, hasta por fin estar frente a él, empujándolo contra el tronco de un árbol, manteniendolo allí con su mano en su pecho.

Xap: Me llamas idiota a mí, cuando tu no logras comprender que NADIE quiere que mueras en nombre de nadie, y que TODOS te queremos vivo.

Le quitó el brazo, acortando todavía más la distancia que lo separaba, sin quebrar nunca el contacto visual.

Xap: No llames estúpida a Rose, no te llames estúpido a tí y no te atrevas a decir "qué mas te da" -lo imitó en tono burlón, frunciendo el seño y gruñendo por lo bajo luego- porque me importas y, te repito, te quiero vivo.

Gruñó molesto de verse acorralado. ¿Quién se pensaba que era? Sólo por ser uno de los XIII no le dara derecho a actuar de esa forma tan estúpida. ¿Qué más daba si tenía que morir o sacrificarse? Eso hacían siempre los espías, no existía el compañerismo.
De repente la distancia y la tensión comenzó a molestarle, hasta que comprendió. No era que hubiera salido de la casa, no era que pudieran atraparle, no era nada de eso. Era que lo había visto con otro hombre.

Eve: Estás molesto porque tuve sexo. Es eso, ¿no cierto "grandulón"? -sonrió burlonamente.

Xap: Sí.

¿Qué mas daba negarlo? No iba a mentirse a si mismo, ni tampoco a Eve. Sí, estaba molesto porque el no podía darle eso a nadie, ni a él, ni a Rose, ni a quien sea que pudiese querer. Y no podía cambiar eso, era su naturaleza, estaba en su ser, y lo odiaba.
El enojo dio paso a la tristeza, recordando nuevamente por qué había decidido no volver a la casa. No podía lidiar con esto ahora, no tenía las fuerzas.
Se separó de él, bajando la voz hasta que era solo un susurro.

Xap: Sí.