Good to you

¿Alguna vez Cam había actuado así frente a él? No, nunca. No que él lo recordara actualmente. Quizás pasional, sí. Erótica, sí. Pero no así. ¿Carnal? Dejó a un lado por completo la delicadeza humana, pensando en sus compañeras en el inframundo.

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¿Para qué mentirle? Era tan adorable que le recordaba en cierta forma a un niño inocente, y deseaba mentirle para no arrastrarle. Quizás convencionalidad humana. Pero deseaba ser sincera.

Eve: Lo era, ya no -se encogió de hombros como si nada-. Destruí a los malos. A los verdaderamente malos.

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Todo le tomó por sorpresa. Era tan lindo, que sentía que había algo encerrado. Se separó con cuidado de ella, mirándola a los ojos.

Nyelo: Esto es tan extraño, que no sé si ser feliz o no

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La charla demoníaca sobre si mismo le resultaba completamente extraña, viniendo de la boca de un humano. Usualmente habia miedo en sus voces, no emoción. Eso... ¿eso era realmente una posibilidad entre los porcentajes de todos los posibles "por pasar" si se relacionaba con humanos?

Le besó profundamente, sin resistir el impulso de morder su labio. No se había comportado así antes, era como si algo en ella se hubiese liberado y no pudiese ser satisfecho.
Gimió su nombre, clavando la mirada en él, el calor recorriendo su cuerpo, sonrojandola, su piel brillando levemente por el sudor.

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Seaji: Quizás por eso...

Murmuró un par de palabras, bajando la vista. Ante cualquiera, parecía hablar solo, pero en su cabeza, conversaba con Rox, analizando lo que acababa de suceder. Sabía que debía reportar aquello con su enfermero de cabecera. Al terminar, le sonrió timidamente.

Seaji: Rox es algo así como mi alarma, aunque muchas veces se equivoca, a veces puede advertirme de peligros.

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Xer: Simplemente se.

Era libre, completamente libre, nada podía denterla. Le tomó la muñeca, comenzando a corretear por el agua hasta adentrarse completamente en esta, mojando a Nyelo de arriba abajo, su risa resonando.
Se sentía viva, plena, podía tomar cualquier camino sin ataduras.

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Se separó de él levemente, observándo la confusión en su rostro. Probablemente estaba acostumbrado al rechazo, a la ingenuidad de las personas que vivían sumidas en el miedo.
Se pasó la mano por el cabello, acomodándolo hacia un lado.

Larx: Lo lamento, ¿quieres continuar?

Le había pagado después de todo para algo, no para hablar sobre lo que era.

Era como si hubiese tomado lo mejor de cada una de sus acompañantes en el inframundo. Sólo lo mejor, combinándolo en ella misma. Gruñía con fuerza, acompañando el compás que ella había comenzado. No dejaba de clavar su mirada en la de ella, sintiendo oleada tras oleada de placer. Era todo tan nuevo, y le fascinaba.

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Una alarma dentro de su cabeza. Sonaba irreal, alocado y sabía que cualquiera en su lugar se pondría de pie para alejarse tan rápido como pudiera. Pero no ella. Había lidiado con cosas peores.

Eve: Suena como algo genial, que te adviertan. Me hubiese sido útil.

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Podía verla liberada y tranquila, y adoraba la idea de que se sintiera libre. Pero seguía escéptico. La imagen de ella alejándose no se borraba de su mente. Nadó hacia ella, sin quitarle los ojos de encima, para finalmente ver el tatuaje. Frunció el seño, descolocado.

Nyelo: ¿Qué es eso?

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Yure: Si... no sé...

Había pagado por algo que no estaba recibiendo, pero... lo cierto es que su excitación se había apagado un poco ante la situación. Se había preparado para el miedo, no para la felicidad.
Se golpeó mentalmente al sentir que estaba siendo completamente estúpido. Casi infantil. Y estaba haciendo el ridículo frente a una profesional [N/A: Recordemos que no sabe que Larx nunca hizo algo así]. Se inclinó sobre ella, con cuidado, para pasar a oler su cuello, ocultando su rostro.

Yure: Ayúdame a excitarme, ¿quieres?

Buscaba presionarse contra él, sentirlo más cerca, más adentro de ella. Eran sensaciones que no había sentido antes, la electricidad la recorría, su piel se estremecía con cada roce, sin darse cuenta había comenzado a temblar levemente.

Cam: M-mas

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Seaji: No cuando se activa por un helado

Gimoteo, sonriendole luego. Le resultaba tan extraño la naturalidad con la que se tomaba todo, se preguntaba que clase de horrores había vivido para que Rox fuese algo... Normal.

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Siguio con la vista su mirada, hasta ver el tatuaje, lanzando una risita. Lo acarició con su dedo, recordando el dolor que había sentido durante el proceso.

Xer: En la agencia había 13 asesinos selectos, eran los más entrenados y los que se encargaban de las misiones más difíciles. La única forma de llegar hasta el centro de Cronos era... Convirtiéndome en uno de ellos.

Su madre había sido VIII y ahora ella también llevaba aquel número. Podría buscar quitárselo, pero era algo parecido a un trofeo.

Xer: Cuando entras en aquel grupo, te tatúan tu número.

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Larx: Por supuesto~

Hombres, humanos o demonios no eran muy diferentes, o eso suponía, su trabajo era lograr que los clientes se fuesen tan excitados como le era posible.
Le besó lentamente, volviendo a colocarse sobre él. Paso a lamer su lóbulo, y con sus manos tomó las de Yure, colocándolas en su cintura, permitiéndole tocar su cuerpo a su antojo.

Podía sentirla temblar bajo él, pero sabía que no era de dolor. Se abrazó a su cintura, para pasar a levantarse y sentarse en la cama, llevándola a ella a cuestas. Dejó salir un jadeo fuerte al estar en esta nueva posición, sintiendose más dentro de ella que antes. Le sonrió de medio lado, para pasar a tomarla por los muslos, elevándola como si fuera a salir de ella, para finalmente penetrarla de golpe.

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Eve: Bueno, un amigo diría que el helado es siempre importante

Nunca pensó que la dependencia adictiva de Kui por el helado tendría utilidad en algun momento de su existencia. Miró a su alrededor, dandose cuenta de que ambos estaban acuclillados entre las estanterías repletas de libros. Y se sintió, por primera vez en mucho tiempo, fuera de lugar.
Miró al muchacho frente a él, sonriéndole, para pasar a palmearle luego la cabeza.

Eve: ¿Quieres que vayamos a otro lado? Te dejo elegir donde ir

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La explicación le parecía incluso estúpida. Pero ella parecía feliz con ello, con verse marcada de por vida con algo que mantenía una connotación terriblemente negativa. Se acercó un poco más, para tocar el tatuaje con cierta delicadeza, intentando hacerse a la idea de lo que Xer le explicó. 13 personas que eran entrenadas para ser un peligro a la humanidad. Y que eran marcadas como tal. Y ella era uno de los elegidos.

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Dejó que invirtiera roles, para luego mantenerse inmóvil. Los besos en su lóbulo no le estaban ayudando, y era consciente de que ella, siendo que estaba sentada arriba, se daría cuenta de que el bulto en su ropa interior comenzaba a desaparecer. Pero no podía dejar de pensar, aunque lo intentase. Y digamos que la idea de que una fanática te esté lamiendo la oreja no exactamente te deja con la cabeza en blanco. Movió un poco sus manos hacia sus pechos, pero no hizo más que colocarlos en su lugar. Sentía que no estaba bien, que aquello no estaba exactamente bien. ¿Cómo acallar esa voz en su cerebro? Gruñó con demasiada fuerza.

Yure: Por favor, haz que deje de pensar

Parecía haber liberado una nueva faceta de Hell, salvaje y deseoso, y le fascinaba. Gemía contra su piel, sentia plena, y fuera de control. Le mordió el cuello dejando marcas tras sus dientes.
El calor subió por su espalda, los músculos de sus piernas se tensaban, un pasaría mucho hasta que acabase.

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Bajo la vista, tartamudeando antes de poder hablar correctamente.

Seaji: Verás... Se supone que no puedo dejar este lugar, los enfermeros me vendrán a buscar al cierre y la cajera les diría si me ve salir...

Pero antes de estar encerrado en su cuarto de 4 blancas paredes, prefería los miles de libros que lo rodeaban. Eran su mundo.

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Xer: Parece irreal, verdad? Eve asesinando a II, los cuatro derribando una angecia de asesinos y espías...

Ella todavía no podía creer que hubiese salido viva de esa campaña. Acarició la mano de Nyelo que tocaba el tatuaje con una sonrisa. Había sido una locura pero habia vivido y ahora podía estar allí.

Xer: Me alegro de haber casi muerto.

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Iba a ser tan difícil todas las veces? O el hecho de que fuese un demonio volvía más dificultosa la situacion?
Lo observó unos segundos en silencio, humano o no, se veía tan indefenso, como un niño pequeño.

Larx: Por qué buscas sexo con una desconocida si no es lo que quieres?

Lo veía a la distancia, su mente con demasiados pensamientos, su incomodidad, no eran simples nervios.

Sería absorbido por Cam, estaba seguro. Y no le molestaba en absoluto sentirse más su presa que su conexión. Aceleraba el ritmo de las penetraciones para alentarlas de a momentos.

Hell: Cam... voy a acabar...

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Eve: Oh...

Bueno, eso era algo inesperado. Era realmente una persona enferma. Enfermeros se encargaban de él. Y estaba vetado del mundo real. Sintió cierta pena. Se podía identificar con su situación, recordando su tiempo encerrado por entrenamiento especial.

Eve: ¿Quiere decir que no sales nunca?

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Nyelo: No creo que haber casi muerto sea tan genial como lo estás haciendo sonar

Se mantenía a flote con ayuda de sus piernas y su cola, porque en realidad su concentración estaba en algo más. Estaba en ella. Y sabía que lo más sano sería ignorarla. Evitar salir herido, pero...

Nyelo: Te extrañé, Xer. No he podido estar con nadie después de ti.

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Primero una escena de fanatismo extraño. Y ahora, una charla sobre moralidad en lo que hacía. ¿Por qué había pagado por eso? Porque era un idiota que quería sentirse más cerca del mundo humano. Porque era un estúpido híbrido, nacido de hechizeria. Los demonios lo detestaban, los humanos también. No tenía lugar en el mundo. ¿Realmente quería esa respuesta?
Frunció levemente el seño, obligándose a sí mismo. Había pagado por eso, y lo mejor era seguir adelante con lo estúpido de su plan. Levantó su torso, pasando a besar y morder el cuello de Larx con sus colmillos, acariciando su pecho por debajo del sostén con una de sus manos. Con la otra le mantenía presionada contra su entrepierna, moviéndose en un intento de hacer fricción contra ella, comenzando a excitarse nuevamente.

Sólo pudo asentir al oírlo, ella tampoco podría seguir mucho tiempo. Acompañando las penetraciones con su cadera, comenzó a gemir con más fuerza, hasta acabar con un gemido profundo de placer.

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Negó con la cabeza con un suspiro. Su existencia era algo triste cuando se lo preguntaban así, pero al menos tenía su biblioteca.

Seaji: Tres veces por semana me dejan aquí y me retiran al cierre, luego estoy en la institución con los otros pacientes.

Y si bien podía ir al parque dentro de esta, y había entretenimientos para todos, extrañaba el mundo. Aún sabiendo que era peligroso para él.

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Se sonrojó profundamente, sus orejas gachas. Podría sentir enojo de que le hubiese mentido, pero en cambio estaba feliz. Posó su mirada en él unos segundos más, tirándose luego sobre él, hundiendolos a ambos en el agua, besandolo bajo esta.

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Realmente no comprendía a aquel personaje que tenía en frente, pero dinero era dinero, y no iba a poner mayores objeciones. Seguía siendo un demonio, una experiencia completamente nueva y no sería buena idea hacerlo enojar.
Se quitó el sostén con una mano, con la otra llegó hasta el pantalón, abriendolo e introduciendo su mano dentro, comenzando a masturbarlo con poca delicadeza. Le evitaría el pensar demasiado.

Oírla acabar fue su éxtasis. A duras penas pudo salir de ella, acabando sobre la cama, para luego pasar a dejarse caer y arrastrar a Cam consigo. Poco a poco su respiración agitada pasaba a calmarse.

Hell: No sé que ha pasado contigo hoy, pero no me quejo..

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Era como una pequeña mascota. Mentalmente se rió ante ese pensamiento, ¿estaba pasando demasiado tiempo con Kui, quizás? Bueno, por lo menos tenía en claro que podría verlo allí. Siempre en la librería, sin mucho que esperar.

Eve: ¿Nunca te has escapado?

Pero su curiosidad era mayor. No quería arrastrarlo al mal lado de la vida, pero ¿nunca había considerado huir?

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Si bien le tomó por sorpresa, no dejó que ésta le dominara. Inmediatamente tomó su cintura, acercándola a él, para responderle el beso. Se olvidó de que había sido novia de Eek, su mejor amigo. Se olvidó la historia dolorosa que había entre ambos. Se olvidó de todo.

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Quizás lo rudo del asunto era lo poco que lo mantenía en la realidad. De pasar a hacerse preguntas existenciales y morales, había pasado a dejarse hacer por el placer. Y si bien notaba que aquella chica no era exactamente especializada en lo que estaba haciendo, decidió que no era realmente importante.
Dejó que siguiera con lo suyo, para pasar a besar y morder sus pechos. La mano con la que previamente la había estado presionando contra él pasó al borde de su ropa interior, la cual desgarró y arrancó. Llevó la mano a su entrepierna... sólo para darse cuenta que no estaba excitada. ¿Cómo se suponía que funcionaba eso? ¿No debería estar algo excitada aunque sea? Volvió a invertir los roles en el sillón, para pasar a lamer su entrepierna vorazmente.

Carraspeó con su garganta, estaba seca y algo adolorida, y no quería imaginarse si sus vecinos habrían escuchado algo, simplemente se dejó caer sobre Hell, cerrando sus ojos deleitada.

Cam: Demasiadas emociones quizás.

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Seaji: No y necesito de Rox para saber que eso es mala idea.

Sucedía bastante seguido, sobre todo con los nuevos ingresantes, odiaban el lugar y se fugaban. Nunca llegaban muy lejos, y cuando eran devueltos... los ponían en ailamiento.

Seaji: Además, hay camaras por todos lados, y con lo torpe que soy, terminaría acitvando yo mismo la alarma.

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Era como una nueva vida en muchos sentidos. Ahora era una muchacha normal, con una vida normal, con preocupaciones normales, y si bien era un cambio al cual no se acostumbraba del todo, le gustaba la idea de poder rehacer su vida a su antojo.
Fue hasta la superficie cuando el aire en sus pulmones ya no era suficiente, jadeando levemente.

Xer: ¿Qué dices? ¿Empezamos de cero?

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No hizo comentario de su ropa interior, aunque no le agradaba que su ropa terminase hecha jirones. Si seguía con este estilo de vida, debería colocarlo como clausula.
Gimió por lo bajo cuando comenzo a lamer su entrepierna, clavando las uñas de una mano en el sillón. Con la otra sostenía la cabeza de Yure allí, presionandola contra él comenzando a excitarse rápidamente.

Dejó salir una carcajada, abrazándola más contra él. Le agradaba el que ella se sintiera lo suficientemente deshinibida con él. Era su punto, así era como las conexiones debían sentirse una con otra. Sin darse cuenta, dejó salir un ronroneo bajo, profundo, sintiéndose relajado.

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La idea de decirle "no te preocupes, puedo ayudarte" era tentadora, pero la mirada que recibía era firme. Pese a estar enfermo, sabía qué era conveniente. Pero él no era una persona que se dejase llevar por lo conveniente.

Eve: Que pena, te hubiese llevado a conocer mi casa

Siempre le habían enseñado que dar pequeños atisbos de lo que la otra persona podría conseguir, daba frutos. Pero dudaba que Seaji lo hiciera.

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Salir del agua y escuchar eso sólo le dejó más descolocado que antes. Era tentador, y su mente daba a gritos un "si" rotundo. Pero seguía asustado. Un grandote como él, asustado de algo así.

Nyelo: Xer... ¿realmente quieres empezar conmigo? ¿Ésto no es alguna clase de venganza hacia Eek o algo de eso, no?

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No pudo evitar sonreír al escuchar que gemía de forma baja. Se había hecho a la idea de que quizás las prostitutas serían como las actrices porno: gritando sin parar. Agradecía que no fuera así.
La mano en su cabello le motivó a seguir hasta que sintió la nueva humedad de la zona. Se separó, viendo un pequeño hilo de saliva aún conectándole con su entrepierna, lo cuál le hizo dejar salir una carcajada. Se acercó a sus pechos, volviendo a lamerlos y morderlos, mientras pasaba a molestar con la punta de su erección en la entrepierna de ella, simplemente restregándose.

Levantó la vista hacia Hell, sonriendo, estaba segura nunca haberlo escuchado ronronear con anterioridad. Le relajaba el sonido y la pequeña vibración contra su cabeza.
Bostezó, dejando que todo el día quedase en el pasado, Lesius estaría bien, y ella estaba con Hell. Nada más importaba.

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Es peligroso gran idiota. Sabes que te atraparán.

"Pero extraño las casas... son tan hogareñas. Además, así podríamos estar más cerca de ella, ¿no crees?"

Mala idea. Horrible idea. No lograrás converme con ello.

Al menos lo había intentado. Se quedó observando a Eve, tamborilleando con sus dedos sobre su rodilla. Estaba tan casando de ver los mismos paisajes cada día, ¿qué tan terrible sería? Rox nuevamente le confirmó el peligro tras sus ideas.

Seaji: Estoy cansado de ver siempre lo mismo...

¿Qué haría? No había otra puerta de salida.

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Le sonrió, pasando a flotar sobre la superficie, dejando que el sol la cegase y la brisa jugase con su cabello. Era todavía mas complejo que eso, y al mismo tiempo, demasiado sencillo.

Xer: No te estoy pidiendo que seas mi novio ahora, entiendo que tengas dudas, pero te quiero cerca mío. A Ek lo sigo queriendo, y siempre será especial, pero yo no soy lo que el está buscando, y no creo serlo nunca.

Su relación había empezado como una atracción física que lentamente se convitió en sentimientos, pero eran diferentes, y en el último tiempo de su relación en pareja, las discusiones reinaban, ninguno se sentía cómodo en los brazos del otro.

Xer: Pero no es una venganza. Sencillamente, estoy enamorada de tí.

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Le arañó los hombros y luego la espalda, se estaba haciendo desear y en parte, le gustaba que se tomase el trabajo de hacerla disfrutar a ella también, no sólo tomar lo que quería e irse luego.
Lo abrazó con sus piernas por la cintura, acercándo sus cuerpo y logrando que la punta de su miembro entrase en ella, provocandole un jadeo.

Sin saber por qué, había recordado aquella vez en que casi moría. Cam había sufrido demasiado estres, demasiados nervios. Y él no había dejado de soñar con ella ni un segundo. Se preguntó si Lesius y Rin estarían así en aquel momento. Si aquel huevo ahora con el alma de su amigo se sentiría apresumbrado por la situación.
Movió levemente el rostro, observando a Cam, completamente relajada sobre él. Le acarició el cabello con amor.

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Oh, ¡lo estaba convenciendo! Se preguntó cuánto tiempo podría tenerlo con él. Estaba siendo egoísta, lo sabía, ¡pero era como una pequeña mascota de la que no quieres alejarte! Sin saber por qué, se arrojó sobre él en un abrazo, logrando que ámbos cayeran al suelo. Dejó salir una risotada sincera al sentir no sólo el golpe, sino también su pollera levantarse.

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¿Enamorada? ¿La había escuchado bien? Se sonrojó completamente, mientras sus orejas bajaban, en sumisión. Podía sentir su corazón latir con fuerza, y la temperatura de su cuerpo aumentar. Quería creerle. Dios, quería creerle con todas sus fuerzas. Pero sabía que si lo pensaba, sólo dudaría.

Nyelo: De acuerdo

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Gruñó con fuerza al sentirse dentro de ella. Ya no tenía sentido detenerse, ¿no? Tampoco tenía la fuerza de voluntad para hacerlo. La penetró completamente sin detenerse, una, y otra, y otra vez. Mantenía un ritmo lento pero rudo, con el rostro escondido en la curvatura de su cuello, gimiendo y gruñendo sin tapujos. No sabía exactamente por qué, pero no quería verla a la cara. No en ese momento.

El barbulleó de su cabeza, sumado al sonrojo que le provocó el repentino contacto ocasionaron un revuelo de emociones dentro, sin saber distinguir cuales eran causadas por Rox y cuales las propias.
Disfrutaba su compañía, no lo trataba como a un enfermo, sino como a alguien más, y... bien valía el riesgo.

Seaji: D-de acuerdo...

Cometería la locura más grande de su vida.

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Flotó hasta él, con un sonrojo en sus mejillas y una sonrisa en sus labios. De acuerdo, era una locura, y estaba arriesgandose a salir nuevamente lastimada, pero ¿qué importaba?

Xer: Con permiso entonces.

Se trepó a él, observándolo a los ojos unos intantes, mordiendole el hombro en el mismo lugar que ella tenía su pequeña cicatriz de los dientes de Nyelo.
Abrió la piel levemente, lamiendo la herida luego.

Xer: Ahora estamos a mano.

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Había colocado un brazo entre sus alas, jalando de sus cabellos con cada estocada, marcando un ritmo acelerado con sus caderas.
No le interesaba el ruido, solía llevar hombres allí y sus vecinos ya habían aprendido a no quejarse, ella misma jadeaba con intensidad.
Volvió a invertir los papeles, sentandose sobre él, aumentando el ritmo y sosteniendo su cabeza en la curvatura de su cuello. Le respetaba el deseo de evitar el contacto visual.

Se separó, acomodando su ropa con cuidado, para tomarle de la mano y guiarlo a la salida. Se detuvo en una estantería cerca, observando atentamente a la cajera, hasta que ésta dejó de prestarle atención. Cuando lo hizo, salió corriendo por la puerta con su nuevo acompañante.

Eve: Iremos por un sector donde nadie nos encontrará

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Dejó salir un gruñido de dolor, para luego mirar la zona. Ardía y la sentía inflamada, pero podía notar claramente los dientes de Xer ahí. No supo exactamente por qué, pero se sintió alegre.

Nyelo: Supongo que gracias

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Estaba al límite. ¿Cómo se suponía que funcionaba? ¿Como las películas pornos, como una relación normal? Su cabeza no le estaba dejando pensar concretamente. Gimió, aumentando las penetraciones unos segundos, mientras acariciaba su clítoris para aumentar su placer, terminando a los pocos minutos con fuerza dentro de ella.
Se detuvo, jadeante, observándola unos segundos.

Sentía el corazón acelerado, Rox no paraba de gritar y no parecía dispuesta a callarse, él encambio, sentía la adenalina por su cuerpo de una manera nueva. Estaba rompiendo todas las reglas, era un riesgo que estaba tomando... pero le encantaba.

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(N/A: le falta drama a esto)

Se mantuvo abrazada a él con sus piernas, observándolo. Había negado por mucho tiempo sus sentimientos hacia Nyelo, pero allí estaba, entregandose a estos.

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No esperaba acabar, raramente lo hacía, y las pocas veces que llegaba, era por cuenta propia, aunque aquel demonio sabía como tocarla.
Sus jadeos fueron disminuyendo en intensidad, recuperando su respiración normal, observándo a Yure con una pequeña sonrisa. Era practicante del sexo casual, nada le impedía cobrar por ello de ahora en más.

Le guió por las afueras de la ciudad, sabiendo qué caminos tomar para que nadie les siguiera o encontrara. Se detuvo recién al ver la casa de Xer a la vista, sonriendo ampliamente. Nadie se acercaba nunca allí, siempre oculta.

Eve: Bueno, hemos llegado

Observó su mano, tomando la de él, pero en lugar de soltarla, la apretó con un poco más de fuerza y comenzó a caminar.

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Salió de dentro de ella con cuidado, pero no se apartó. Dejó que su curiosidad se saciara observándola fijamente de arriba a abajo, viendo sus tatuajes, sus marcas naturales. Observó también, con las mejillas sonrojadas, como algo de su líquido salía. Volvió la mirada a sus ojos.

Yure: Eres nueva, ¿no? En ésto