Good to you

Un leve empujón fuelo que sintió tras su espalda, seguidos de dos brazos firmes pero femeninos. Se mantuvo inmóvil, sintiendo que cada músculo de su ser temblaba descontroladamente, aunque en realidad no era así. Hacía tiempo que no golpeaba con odio verdadero.

Fuds: Deja de darme las gracias...

-

Yure: Dal incluso la ha golpeado... si no lo hubiese visto, no lo habría creído.

Se separó de la chica, tomándole la mano con cuidado de no clavarle las garras, para guiarla hacia la casa.

Negó con la cabeza. No dejaría de hacelo.

Xirh: Pero quiero que sepas que fue verdaderamente idiota lo que hiciste.

Enfrentarse a tres piratas, solo por ella. Ni que fuese tan especial, solo una chica más, que facilmente podía pasar por un hombre. No podía volver a permitir que se arriesgue por ella, no lo dejaría.

-

Len: ¿Hiciste enojar a Dal? Y después los demonios somos nosotros.

Se dejó guiar, sin decir mucho realmente. Su estado de shock dejaba sin habla. Se preguntaba si, de no haberse ido, ella estaría muerta ahora también. Esa cosa seguramente la habría matado luego que a su maestro. Sus ojos volvieron a llenarse de lagrimas. Se sentía culpable, jamás debería haberlo dejado solo.

Se separó de ella para volver a caminar hacia su departamento, esperando que le siguiera. Poco a poco se sentía más estable, menos tembloroso, menos volátil.

Fuds: Si para tí, proteger algo que realmente quieres es algo idiota, no es mi problema.

Se giró para mirarla un poco, sonriéndole de forma tal que frunció la nariz.

Fuds: Por cierto, esa remera es casi transparente.

-

No era muy lejos el camino de la escena fatídica hasta la casa donde ellos habitaban, por lo que por suerte no tuvo que desesperarse tanto por sus lágrimas.
Abrió la puerta con cuidado, dejándola entrar.

Yure: ¡Dal! ¡Tu amiga ha vuelto!

Desvió el rostro de él, comprobando que era cierto lo que decía. Se encogió de hombros, observándolo a los ojos, para volver a desviar la vista.

Xirh: Da igual, ni que fuese un gran show, ¿verdad?

No sabía por qué había transformado su afirmación en pregunta, pero estab hecho. Retomó el paso, pasando por delante de Fuds, ocultando su rostro con el flequillo.

-

Se sentía algo intimidada. Dio unos pasos dentro pero se contuvo de ir realmente a buscarla. No sabía como actuar, estaba confundida y aterrada. ¿Estaría sola de ahora en más?

Fuds: A decir verdad, si lo es.

Xir estaba rara. Y él también. Y no lograba comprender por qué diablos pasaba todo eso. Se adelantó para abrir la puerta del departamento, arrojando las llaves luego sobre la mesa, descalzándose en el proceso.

Fuds: Así que... finalmente abandonaste el mar.

No quería pensar en ello, pero se obligaba a sí mismo a hacerlo.

-

Caminó aceleradamente hacia la entrada. Podía sentir olor a sangre, y respiraciones agitadas. Pero mayormente un sollozo, al cual siguió para finalmente abrazar a la persona que lo emitía.

Dal: ¿Qué sucede? ¿Qué ha pasado?

Pretendió no oír eso, pero lo había hecho. Y le había arrancado una sonrisa. Entró en el departamento, buscando una silla donde sentarse, dejandose caer sobre esta. Echó la cabeza hacia atrás, dejando que su cabello caiga por el respaldo, suspirando. Había dejado el mar. No mas aventuras en el agua para ella, ni piratas irrespetuosos.

Xirh: Si... Se supone que mi vieja casa sigue en pie. No fue vendida ni nada por el estilo. Y esta en una zona más.. agradable.

Clavó la mirada en Fuds, no sabía que ocurría con ella, pero no iba a andarse con rodeos, ni a permitir que su lengua se trabase. Era el mismo de siempre, y ella solo una pirata retirada.

Xirh: Si quieres dejar este lugar, hay espacio para uno más.

-

Se dejó abrazar, devolviendo el abrazo, refugiandose en la persona que recién conocia pero sentía mas cercana en toda esa casa. ¿Que ocurrió? es lo que ella se preguntaba.

Len se mordió el labio. Todavía le era dificil ver a Dal, ahora comprendía como Yure se sentía y aunque le gustaba verla feliz, algo en él seguía doliendo. Dio un leve suspiro.

Len: Sentí una sed de sangre de una bestia y la seguí. Mató a alguien antes de que pudiese deshacerme de ella, y en el proceso entró ella. Yure la sacó de allí para traerla.

Dejó lo que estaba haciendo para quedarse mirándola. ¿Le estaba ofreciendo aquella oportunidad en serio? Avanzó hasta sentarse en una silla frente a ella, apoyando sus brazos sobre las rodillas.

Fuds: Si es un chiste, es uno malo.

-

Al oír a Len, comprendió todo. La abrazó con más fuerzas, acariciándole el cabello con cuidado. Esa era su familia, su padre adoptivo, lo único que tenía en el mundo. Y si bien era horrendo, por suerte la habían salvado.
Sonrió levemente, intentando parecer tranquila.

Dal: Gracias Len, en serio...

Yure: ¿Y para mí, ni gracias por haber ayudado? Vaya, que fiasco

Bufó, levantandose y tomando su pequeño bolso. Siempre lo llevaba consigo y aunque no llevase muchas cosas... revisó el fondo, topandose con un sonido metálico. Sonrió satifecha, sacando las llaves de su anterior casa. No había estado allí desde que... bueno, desde que su madre había sido asesinada, pero era un lugar donde quedarse, un lugar alejado de las peleas.

Xirh: Si no quieres solo dilo, no te obligaré.

-

Sonrió. Jamás dejaría de quererla, y por eso solo pedía su felicidad. Él era feliz con tan solo compartir una parte de su vida. Le acarició el cabello al pasar por su lado, y luego volvió la vista a Yure.

Len: No eres quien salió arañado.

Era una broma, realmente estaba agradecido.

Taiv se separó solo levemente de Dal, secando sus lágrimas por fin. Llorar no traería de nuevo a su maestro, ni la sacaría de esa situación.

Taiv: Lamento haberlos hecho pasar por eso...

Inmediatamente de sentir el sonido metálico, se abalanzó sobre ella en un abrazo. Irse de aquel lugar era su sueño, no desaprovecharía tal oportunidad.
La elevó en el aire, haciéndola girar, para luego bajarla con cuidado, sonriente.

Fuds: Claro que quiero, claro que sí...

-

Yure: No es nada... solo... cálmate

Intentaba ser amable, aunque realmente no le salía. Se arrepentía de haberla tratado tan mal en el bosque y Dal era consciente de ello.
Al sentir la caricia en su cabello, le tomó de la mano en silencio unos segundos, para finalmente decidirse.

Dal: Estás herido, ¿no es cierto? ¿Puedo ayudarte?

No era más que su amiga, ¿verdad? ¿entonces por qué habái reído de esa forma al sentir que la elevaba en el aire?
Le besó la mejilla, sin perder la sonrisa.

Xirh: De acuerdo, empaca tus cosas. Me tomará un tiempo recordar el camino.

-

Sonrió todavía más, acariciando la mano de ella unos segundos. Si bien agradecía la ayuda...

Len: Estoy bien, sanará en seguida. Tu amiga te necesita más que yo.

Era cierto, esta se veía incredula, sentía como si todo fuese un sueño del cual estaba por despertar. No podía entender cómo había ocurrido aquello.

Enseguida puso manos a la obra, pero al cabo de un par de horas ya tenia todo empacado. Era deprimente lo poco que tenía en su posesión. Pero con poco se había conformado tanto tiempo en el correr de los años, que no le era exactamente molesto. Y en este momento, ese factor era perfecto.

Fuds: Todo listo

-

Le soltó la mano, haciendo un leve gesto de tristeza, pero decidió no decir más nada. Se acercó a la muchacha, acariciándole el cabello con cuidado nuevamente.

Dal: ¿Quieres tomar algo? ¿O prefieres ir a descansar unos minutos?

Le ayudo con sus pocas cosas, abriendo la puerta del departamento. Salió de este, sabiendo que probablemente no volvería, y eso, le encantaba.
Comenzó a caminar, usando toda su memoria para rehacer el camino que la llevaba hasta su casa, y luego de un par de intentos fallidos, risas avergonzadas y caminatas, había dado con ella. No había cambiado mucho, se veía algo más vieja, la pintura algo más desgastada, pero estaba allí.
Observó a Fuds, entregandole las llaves.

Xirh: ¿Te molestaría entrar primero?

-

Taiv: Yo... creo que necesito dormir...

O desmayarse. O levantarse. O cualquier cosa que le impidiera pensar. Su cabeza daba demasiadas vueltas.

Tomó las llaves dubitativo, para luego acercarse y abrir. El interior necesitaba una limpieza, pero era tremendamente espacioso. Uno solo de los cuartos, estaba seguro, podría cubrir el tamaño de su departamento.
Dejó las cajas en el suelo, para luego tomar las que Xir traía y hacer lo mismo. Observó atentamente, para luego sonreír.

Fuds: Parece que hogar dulce hogar

-

Asintió, guiándola hacia su cuarto, para dejarle la cama y permitir que descansara. La sola idea de imaginarse en su situación le causaba pavor.

Dal: ¿Quieres que te deje sola, o quieres compañía?

Entró después que él, suspirando. Viejos recuerdos, demasiadas memorias. Pasó su dedo por los muebles, levantando la particula de polvo que los cubría.

Xirh: Contigo, sí lo será.

Le sonrió e inmediatamente fue hacia su antiguo cuarto. Allí estaba su cama, todavía con las sábanas de una niña, los juguetes, y... si, todavía estaban sus espadas de cuando pretendía ser pirata.

Xirh: Creo que necesita ser remodelado.

-

Taiv: No te vayas. Por favor.

Pesadillas, sueños, demonios, brujas, su cabeza era un remolino de cosas, y la única forma de consiliar el sueño sería con alguie de confianza cerca. Nunca había dormido fuera de su casa después de todo.

No habia podido evitar seguirla y ver su cuarto. Una oleada de ternura le abatió; quizo imaginarse a la pequeña Xir jugando a ser pirata, a diferencia del resto de las niñas.
Salió del cuarto inspeccionando un poco más, para finalmente desistir y preguntar.

Fuds: ¿Cuál será mi cuarto?

-

Dal: De acuerdo... solo tranquilizate...

Se sentó en la cama, comenzando a tararear una de las canciones que antes cantaba para Len. Le hacia caricias en los brazos y el cabello, esperando que pudiera dormirse en paz.

No habia podido evitar seguirla y ver su cuarto. Una oleada de ternura le abatió; quizo imaginarse a la pequeña Xir jugando a ser pirata, a diferencia del resto de las niñas.
Salió del cuarto inspeccionando un poco más, para finalmente desistir y preguntar.

Fuds: ¿Cuál será mi cuarto?

-

Dal: De acuerdo... solo tranquilizate...

Se sentó en la cama, comenzando a tararear una de las canciones que antes cantaba para Len. Le hacia caricias en los brazos y el cabello, esperando que pudiera dormirse en paz.

Xirh: El que quieras. Puedes elegir, es tu casa también.

Tenía una casa, con Fuds. Una casa de la cual ya no se iría. Su vida ahora sería sobre la tierra, y más tranquila. No debería estar tan preocupada acerca de lo que haría él en su ausencia.
Un pensamiento le cruzó la cabeza, provocando un sonrojo.

Xirh: Pero si vas a traer chicas aquí, usa el que esté más alejado. No quiero oír tus ladridos de perro.

-

Se relajó como pudo, suspirando ante la calma que le daba esa chica, y en parte, agradeciendo que entre tanta mala suerte, la hubiese conocido. Al final, cayó dormida definitivamente.

Al escuharla, empezó a reir. No recordaba haber llevado chicas a su departamento, más que ella. Y en ambas ocasiones habia estado herida. Pero tenia razón, quizás mantener los cuartos alejados seria lo más lógico.

Fuds: De acuerdo, entonces elegiré un cuarto alejado

Se acercó a ella para revolverle el cabello, sonriendo y provocando que su nariz se arrugase.

Fuds: Quizás deberias dejar esta decoración, no está nada mal

-

Pudo sentir la respiración de ella tornandose poco a poco pausada, pero eso no hizo que cesara las caricias o su tarareo, que de a poco se habia transformado en un canto susurrado.
Se sentía fatal por ella, aunque no dejaba de alegrarse por el hecho de que la hubiese entretenido en el bosque. Ella estaba a salvo, y era lo importante.

Le devolvió la sonrisa, negando con la cabeza. En cierta forma, había cumplido su sueño de pertenecer a un barco pirata, había cumplido su aventura. Supuso que eso significaba que debería buscar un nuevo sueño, y amoldar su cuarto a ello.
Se rascó la nuca, pensando.

Xirh: Qué se supone que haga ahora? (No tengo el símbolo del signo de interrogación que abre en el cel D:) no se más que pelear e insultar otras personas.

-

*Taiv duerme*

(Que hacemos?)

[Pasan dos semana]

Hacía unos varios días que se había mudado, y si bien en un principio el barrio le había resultado extraño por la falta de movimiento y peleas de su antiguo lugar, no había tardado en amoldarse. Y tampoco el barrio a amoldarse a él.
Por extraño que sonara, jamás había tenido tanta suerte con las mujeres. Todas las chicas jóvenes se sentían atraídas hacia él, por algún extraño motivo. ¡Si hasta había tenido la suerte de llevar un par a la casa! Incluso se mostraban embelezadas con las cicatrices que le recorrían.
Se estiró en la cama, sonriente, para luego levantarse, colocarse un mísero pantalón solamente y dirigirse a la cocina.

-

[Lo paso unas cuantas horas]

Dal le había pedido que cuidase de la chica dormida, mientras ella iba al pueblo a conseguir unas cosas que dijo "eran necesarias". Pero si hubiese tenido la oportunidad, habría declinado el ayudar. Se sentía miserable. Podía ver la marca de las lágrimas en sus ojos, y la forma intranquila en que dormía. Era obvio que adoraba al humano que había muerto, fuese quien fuese.
Suspiró, mirando a la puerta del cuarto, sin cambiar la posición en que estaba sentado en el suelo.

Parte de su nueva rutina incluía estar un buen rato en la bañadera, con el agua hasta casi la nariz. No podía negar que extrañaba el constante movimiento del barco, o que alguno la buscase en sus aposentos.
Esbozo una pequeña sonrisa, tomando aire y hundiéndose completamente, aquí podía caminar sin sentirse observada, aquí las miradas iban a otro tipo de chicas, no tan rudas ni varoniles. Había sido agradable, hasta que Fuduka comprobó que que su suerte también había cambiado.
Resoplo levemente, emergiendo y dando por terminado su baño. Pensar en eso no la ayudaría, tampoco entendía por que le dedicaba tanto tiempo a ese pensamiento. Se observó al espejo unos segundos, pasando sus manos por su cabello. No podía creer que de verdad estaba extrañando ser codiciada como objeto. Estaba loca.

Salió del baño con sólo una toalla al rededor de su cuerpo, su estómago direccionó sus pasos hasta la cocina, la mirada en el piso.

-

Se removía en sueños, la pesadilla no terminaba y la bestia ahora la observaba a ella. Su imaginación le había dado ojos, boca, dientes afilados que le gruñían. La quería a ella. Por qué? Qué tenía ella de especial?
Se despertó sobresaltada, la respiración agitada y el corazón desbocado. Se aferró a las sabanas, los recuerdos de la noche volviendo a ella.
Nuevas lágrimas amenazaron con salir pero las retuvo, inspeccionado el cuarto, notando el aura. No era difícil saber que su propio estado le estaba afectando.

Taiv: Lamento ser una molestia...

La vio llegar a la cocina, y sin entender exactamente por qué, se detuvo más tiempo del necesario en mirarla. Se veía diferente a cuando estaba en el barco, tanto de una buena como de una mala manera.
Se terminó el vaso de jugo que tenía en su mano, para luego colocarlo en el lavabo.

Fuds: Xir, ¿qué tal si hacemos algo esta noche? Juntos. Sé que hay una fiesta en el puerto.

-

Yure: No lo eres... sólo... -se mordió la lengua unos segundos- No sé cómo realmente ayudar, ¿sabes? Dal es quien sabe decir lo justo en el momento necesario.

Él sólo había aceptado ayudar porque supuso que no sería tanto trabajo. Alguien llorando dormido, vaya dificultad. Pero al entender exactamente lo que pasaba, se sentía fatal.

Se sobresaltó levemente al oír la voz de Fuds, riendo luego. Una fiesta. Y que se supone que usaría? Su ropa se limitaba a una contada cantidad de elementos, ninguno apto para esos eventos.

Xirh: Y que se supone que use alguien como yo en una fiesta?

Quizás su madre tendría vestidos de ella guardados en su ropero, pero la idea de ella con vestido... Era escalofriante.

-

Taiv: No es tu culpa. Me salvaste de ess bestia, ambos, y me trajiste a un lugar seguro.

A tientas se levantó de la cama, sus movimientos eran más torpes de lo normal, desacostumbrada a las figuras extrañas y sus lagrimas entorpecían su visión. Pero como pudo se sentó al lado de Yure, colocando una mano en su hombre. Todavía le daba miedo, pero lentamente de acostumbraba.

Taiv: No puedes decir nada. Perdí... A la persona que me crió, ninguna cantidad de palabras sanará ese dolor. Sólo estoy agradecida que me hayan cuidado, cuando no tenían por qué hacerlo

Fuds: Nunca pensé oírte decir eso. Eso lo dicen las chicas.

Dejó salir una risita, sin darse cuenta de la verdadera magnitud de lo que decía. Tener buen tacto para decir las cosas no era definitivamente lo suyo.

Fuds: Vistete como siempre, es solo una fiesta en el puerto lleno de piratas.

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Se mantuvo en silencio unos segundos, viendola y oyéndola, para finalmente abrazarla con completo cuidado, como Dal haría. Él había perdido a su criadora, pero era diferente. Él realmente no tenía sentimientos para con ella. Eran sólo un alguien que controlaba y un algo que actuaba.

Yure: Debe ser duro... pero estoy seguro de que le hiciste la vida más fácil de lo que piensas

Forzó una sonrisa, para luego darle la espalda buscando una caja de cereal. No se molestó en buscar un recipiente, después de todo, las cosas delicadas son "de chicas".

Xirh: Sí, supongo que sólo lo dicen las chicas. Y Xirh.

No le dejaría ver que le había dolido el comentario. Era una pirata, no se dejaba lastimar por palabras. De nadie.
Tomó la caja, dispuesta a salir de allí, necesitaba despejar su cabeza.

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Se apoyó contra él, abrazando sus rodillas. ¿Lo había hecho? El pbore siempre estaba enloquecido con ella y su curiosidad, y ganas de explorar el mundo. La volvía loca, pero era un buen hombre.

Taiv: Todavía no sé por qué me acogió. Era un bicho raro que nadie quería y el hasta me enseñaba.

Suspiró, sabía que estaba muerto, y que en unos días iría para su casa, debería honrarlo de alguna forma.

Taiv: Jamás había escuchado lo que era un demonio antes, pero sabía que la gente le temía al bosque. Me aterra tu aura, pero no eres malo.

Era algo que todavía no lograba aceptar, que un aura fuese contraria a las acciones del dueño.