Good to you

El agua se deshizo todo, excepto de un sentimiento de que algo no estaba bien. Apoyó la frente contra la pared, su mano acariciando las cicatrices del cuello. Siempre que ocurría algo relacionado a ellas, era malo.
Cerró la ducha y se colocó nuevamente sus shorts y la remera de Fuds. La olió, siendo levemente reconfortada por esto, él la hacia sentirse segura.
Salió del baño, buscandolo, aunque no entró en el cuarto. Se apoyó contra el marco, volviendo a suspirar.

Xirh: Me he dejado el dinero en medio de la pelea. Lo siento.

Después de todo, lo juntaba para ayudarlo.

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Escuchó todo en silencio, aún mirando con recelo a la extraña criatura delante de ella. Cuando terminó de hablar, hizo una ligera mueca, entendiendo a medias lo que decía. Era cierto, ella, al fin del día, podía evitar chocarse con la pared que tenía frente, pero solo percibía una cara del mundo. A veces, le gustaría no ver.

Taiv: Seguramente lo que diré ahora no sirva de nada... pero el mundo no está hecho para ser visto, sino sentido. No logro verte, tu cara, tus rasgos son un misterio, solo percibo auras. Nunca me burlaría de alguien como tú, eres... especial. -No sabía como explicarselo a alguien que no podía notarlo, pero lo era- El mundo te ha ocultado una faceta, pero te ha mostrado otras, y sé que no es consuelo y que si quieres volver a golpearme no podría culparte pero no he conocido a alguien con tanta pureza dentro, y aunque sea en parte al dolor que sientes, irradias felicidad y calma a las personas.

Estaba hablando quizás de más, tampoco le importaba. Solo sabía que debía enmendar su error.

Fuds: Ya te he dicho que el dinero no me importa

Se dejó caer en la cama, colocando su antebrazo sobre sus ojos. Era siempre un terremoto de emociones cada que veía a Xir. Y cuando se iba, por todo lo sagrado, era incluso peor. Nunca pensó que podría preocuparse tanto por alguien.
Levantó levemente su antebrazo, viendo hacia la puerta, a un leve atisbo de la espalda de ella.

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Dal: Por favor, no digas eso... no soy pura...

Cerró sus manos en puños por unos momentos, para luego estirarlas con cierto temor y tomar las manos de ella.

Dal: Realmente lo siento... no debí haberte golpeado. Puedes devolverme el golpe si quieres, lo merezco.

Xirh: Y yo te he dicho que haría todo lo posible por sacarte de aquí.

No había olvidado sus charlas, o cuánto Fuds odiaba ese lugar. Buscaría la forma de ayudarlo, aunque él se enojase, o le repitiese 50 veces cuánto no lo necesitaba.
Caminó hasta el borde de la cama, sentandose en ella. Su cabello todavía mojado dejaba caer gotas en el colchón.

Xirh: Eres la única persona que realmente se ha interesado en mi bienestar... No puedes pretender que ignore eso.

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Le tomó las manos, intentando explicarse mejor. Siempre resultaba complicado describir un aura.

Taiv: No te golpearé, tampoco lo mereces. Y creéme, puedo ver lo que irradia de ti. Me he cruzado con muchas personas, todas tienen algo negro en su interior, llamalo impureza, o lo que sea, pero está. En ti no, y en tu... tu amigo -dudó varios segundos antes de elegir la palabra correcta- el está repleto de esa negrura. Incluso él parece absorver parte de tu aura.

Quizás debería morderse la lengua, era muy probable que la respuesta le disgustase, y mucho pero...

Taiv: Si no es molestía... ¿qué es un demonio?

Al sentir la presión en el colchón, sacó por completo el brazo de su rostro y la observó. Sobre todo su cabello, detenidamente, viendo leves gotas caer. No entendía por qué ella hacía todo ésto, por qué simplemente no gastaba su oro en buscarse un mejor futuro para sí misma.
La miró casi sin emoción en la mirada.

Fuds: Deja de jugar a ésto, Xir. No necesito que me cuides y lo sabes.

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Dejó que le tomara las manos y las acarició despacio mientras escuchaba atentamente. Quizás era por su unión con la Luna. Quizás simplemente porque sí. No todo tenía explicación en ésta vida, pero ciertamente el verse pura le era algo irracional. Tenía pacto con un demonio. Había vuelto a la vida con magia negra. Nada tenía sentido.
Respiró sonoramente, tomándose su tiempo, para luego responder.

Dal: Un demonio... es un ser corrompido. Son iracundos, son malignos, tienen un carácter horrendo... pero al igual que nosotros sienten dolor, sienten pena, sienten soledad... Se supone que sean malos. Y estoy segura de que muchos de ellos lo son, pero no Yure... ni Len...

Xirh: No es un juego... No me fuerzo a preocuparme, solo... lo hago.

¿Habría alguna forma de explicarle que incluso en el barco no podía evitar pensar si él estaba bien? No quería sonar como una loca, porque eso se sentía. Tomó un mechón entre sus dedos, girando el rostro para observarlo a los ojos. Nuevamente un leve sonrojo cubría sus mejillas, y no lograba entender por qué.

Xirh: No puedes evitar que me preocupe, ni yo puedo evitar hacerlo. Lamento que te moleste, pero es la verdad.

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Eso explicaba el temor que había sentido, lo negro de su silueta, y también que se relacionasen con Dal. La buscarían todos los seres que sufrían, quizás por esa razón incluso ella misma se había visto atraída a ese lugar. Ella podía curar cualquiera herida en el alma de alguien.

Taiv: Eres especial, aunque no te des cuenta de ello. Nada maligno puede vivir en ti. Supongo que es por los... demonios que las personas evitan este lugar, ¿verdad? Siempre escuché que debería alejarme, jamás me dijeron por qué.

Fuds: No es que me moleste, es solo que... Xir, deberías pensar más en tí que en mí, ¿sabes?

Se sentó, sonriendo, en un intento de demostrarle que no estaba molesto con ella ni mucho menos.

Fuds: No creo que esté en tus planes el seguir el resto de tu vida sobre un barco evitando que descubran que eres mujer y que se sobrepasen contigo. Deberías ser tu propia prioridad, no el saco de huesos que tienes adelante.

Le quitó el mechón de cabello de entre los dedos, observando el tono carmesí del mismo, para luego dejarlo caer.

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Dal: Éste bosque ha estado lleno de brujas, demonios y monstruos desde que tengo memoria. En Neovia nunca dejaron de inventar historias calamitosas sobre lo que podría suceder si te adentrabas aquí. Pero yo nunca pude evitar quedarme dormida entre las ramas o raíces de la zona...

Se quedó en silencio, recordando esas épocas. Durmiendo donde le placía, hasta conocerla a Baba [Creo que así se llamaba la bruja], que no dudó en darle alojamiento.

Dal: Ninguno de los seres que habitan aquí me han hecho daño nunca. No realmente deseando hacerlo.

Se quedó callada por quién sabe cuánto tiempo. Sólo sentía el leve calor de sus mejillas, su vista clavada en cómo retorcía sus manos.

Xirh: Fuds, yo... -tomó aire, suspirando luego- no volveré al barco.

Ya lo había hablado con el capitán, mejor dicho, él había hablado con ella. Luego de cierto incidente ya no podían negar que su presencia estaba atrayendo problemas. Pero no le preocupaba ella, siempre se las apañaba, incluso creía tener un lugar dónde quedarse... quería decirle, pero tenía miedo de que pensara mal de ella.

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Taiv: ¿brujas? ¿monstruos?

Otras palabras que no había escuchado antes. Asumía que eran versiones de demonios, con algunas diferencias. Todas palabras que generaban miedo en las personas.

Taiv: No pueden evitarlo. Calmarías hasta la maldad personificada. Es tu... don.

Cada persona tenía uno. Algunos más utiles que otros, algunos más complejos que otros.

No volvería al barco. No volvería al barco. Sintió el alivio recorrerle el cuerpo por completo. No se preocuparía por si alguien le hacía daño, por si tenía algún problema, por su bienestar físico. Ya no temería a naufragíos ni tormentas ni nada de ello. Pero algo en como ella actuaba le hacía sentir que no todo estaba bien. Sintió ira, sintió miedo.

Fuds: Dime que no ha pasado nada grave

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Dal: Creo que estás sobrevalorandome...

Dejó salir una risita leve, dejando ir toda la tensión que hacía unos momentos le estaba agobiando. No entendía como alguien podía estar tan aislada del mundo, y sin embargo mantenerse tan firme sobre sus pies.

Dal: Cuéntame de tí. Supongo que este bosque te ha llamado por algún motivo...

Se rascó la nuca, mordiendo levemente su labio.

Xirh: Bueno... como sabrás no hay demasiadas mujeres piratas, y el mar, será grande pero no tanto. Era de noche y entraron entre varios, querían una prisionera, alguien con quien divertirse supongo. -suspiró, recordando la escena. Ella forcejeando contra tres piratas, mientras sus risas le erizaban la piel- al final, hubo una pelea, murieron algunos de nuestros marineros, pero su barco terminó con Davy Jones. El capitán habló luego conmigo.

No podían volver a protegerla así, tampoco podía poner en riesgo su tripulación. De niña la habían acogido y eso era gratitud suficiente para Xirh. No podía más que dar las gracias.

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Sonrió. La pobre no tenía idea, aunque quizás era mejor así. A veces, no es bueno conocerse en un 100%.

Taiv: Siento completamente honesta, no hay mucho que decir. Mis padres me rechazaron cuando pensaba que era ciega, me entregaron a un hombre que dijo cuidaría de mi gratis, todavía no comprendo por qué. Se convirtió en mi maestro, me enseña, me lee, y me... protege, aunque a veces olvida que protegerme no es sinonimo de ocultarme del mundo. Ya de niña comprendí que podía notar cuando alguien se enojaba, se entristecía, y demás, luego me enteré que veía las auras de las personas. Claro que nunca nadie me cree y solo piensan que estoy inventando algo para sentirme mejor.

Escuchó en silencio intentando procesar toda la información. Sintió nauseas de imaginar a Xir en esa situación y no ser capaz de protegerla, de hacer algo. ¿Por qué tenía que pasarle algo así a la única persona que realmente quería?
Apretó los puños y se levantó de la cama agilmente. Le acarició el cabello de pasada.

Fuds: En seguida regreso.

Y sin decir más, salió azotando la puerta.

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Dal: Vaya suerte...

Tanto de la buena como de la mala. Se preguntaba quién podía ser tan frío de abandonar a su hija, y al mismo tiempo quién podría ser tan bondadoso de adoptar a alguien solo de corazón. Quizo imaginarse a aquel hombre, intentando protegerla del mundo. Sintió, sin querer, algo de envidia.

Dal: Supongo que entonces te has escapado para venir aquí

Levantó el rostro al verlo irse, sobresaltandose al oír la puerta. Con rostro dolorido o no, iría tras él. Salió de la casa comenzando a buscarlo, preguntandose dónde podría haber ido. ¿Acaso buscaría desquitarse?

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Negó con la cabeza, sintiendo un ligero sonrojo luego. Cierto, ella no podría verlo.

Taiv: No, mas bien he desobedecido. Cada día me deja vagar por un par de horas, pero siempre me advierte sobre mantenerme alejada del bosque. Esta vez he entrado, mi curiosidad ha podido más. Aunque me alegra mucho haberlo hecho.

Aunque hace momentos estaba pensando que moriría, había aprendido algo nuevo, algo real, y la había conocido a ella.

No estaba muy lejos del sector pirata. Peleas y piratas era básicamente una unión fuerte. Y conocía a gran parte de la gente del lugar, por lo que empezar a preguntar por el altercado lo dejaba cada vez más cerca de la pista de los idiotas que habían osado hacerle algo a Xir. Mentalmente planeaba la forma de herirlos, sin detenerse ni un segundo.

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Desobedecer. Le recordaba a las reglas de Len, lo cual le dio algo de risa. No podía comparar a Len con el padre adoptivo de su acompañante.

Dal: Quizás deberías volver, para evitar algún castigo.

No sabía exactamente cuánto tiempo había pasado, pero estaba segura que no era poco.

Podía notar las miradas sobre ella. Su cabello largo, su rostro lastimado, pero todavía pensaban que era tripulante del barco. Muchos sabían mejor que gritarle algo, y los pocos que se atrevían eran ignorados. No tenía deseos de detenerse.
Visualizó su silueta, apurando el paso hasta tomarlo de la muñeca.

Xirh: Fuds, detende.

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Taiv: Sí, debería. Pero tengo miedo de no volver a encontrarte. Eres quien ha sido mas honesta en todos estos años...

No quería irse sin saber que volvería a verla, no quería sentir que volvía a estar rodeada de gente que la miraba con pena.

Estaba absorto en su búsqueda. Los mataría, los haría añicos, para luego revivirlos y volverlos a hacerlos trizas. Hasta que sintió una mano deteniéndolo, y no puedo más que frenar en seco y ver a Xir. Había salido exactamente igual que como estaba en el departamento, solo que su cabello se había enmarañado un poco y el golpe se veía más claro en la luz del sol. Ni hablar de que, quizás, la remera que le había dado no era exactamente la más opaca.

Fuds: ¿Qué haces aquí? Dije que volvería pronto.

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Sonrió, alegre. Desde Riz, no había conocido a ninguna chica que la valorase tanto como para querer verle de nuevo. Aunque en este caso no era realmente "verse".

Dal: Siempre estoy aquí. Es donde vivo. Puedes volver siempre que gustes.

Xirh: No soy alguien a quien puedas decirle "volveré pronto" y esperar que no te siga.

Sus ojos se clavaban en los de Fuds, ignoraba si alguien de afuera le estaba prestando atención. Era fuerte, muy, pero estaba tras la pista de piratas. Piratas. Jugaban sucio, tenían armas, y sobre todo, nunca estaban solos.

Xirh: Deja de buscarlos. Te lastimarán y me sentiré demasiado culpable por ello.

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Taiv: Lo haré entonces... Gracias.

Se despidió de ella, dando un útlimo vistazo hacia la casa. Ahora tenía un nuevo atractivo, y sobre todo, alguien a quien buscar en sus ratos libres.

(Tenes una idea o me permitis seguir con ellas?)

Gruñó, frunciendo el seño completamente.

Fuds: ¿Herirme? ¡Te hicieron daño a tí, y planeaban hacerte algo peor! ¿¡Esperas que me quede sentado escuchando y que luego diga "bueno, ya pasó"!? ¡Cada día me he ahogado en preocupaciones, deseando que nada le pasara al maldito barco y que nada te sucediera a tí! ¡Es el único lugar donde no puedo protegerte, pero aquí estamos en la tierra, y donde sea que apoyen sus asquerosos y malditos pies, me será posible arrancarles los huesos a puñetazos!

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[No, no, persista con su idea, dejo en blanco esta para seguirte el hilo]

Mientras hablaba había comenzado a moder su labio, incapaz de relajarse. Lo había hecho preocuparse, demasiado, por ella. Se alzó levemente, abrazandolo contra ella, enterrando el rostro en su cuello. Si tan solo sus compañeros la viesen ahora, sintiendose culpable, y, al mismo tiempo, algo feliz. No quería ni imaginar sus comentarios.

Xirh: Lamento haberte preocupado, pero no puedes. Son piratas, puedes superarlos en inteligencia y fuerza, pero al final del día, siempre ganan. Siempre tienen un truco.

Se separó de él, acomodando su cabello detrás de la oreja.

Xirh: Jamás me perdonaría si algo te sucede.

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(cool n.n)

Incluso antes de abrir la puerta sabía que algo estaba mal. Corrió hacia las escaleras dónde dos auras similares a las del demonio se gruñían, apenas podía ver que sucedía, pero algo no escapba su vista. Su maestro no estaba por ningún lado.

¿Cómo había terminado allí? Recordaba vagar la ciudad, tapado para no ser visto, acostumbrado ya a la idea de Dal sola, sabía que Yure o incluso el la protegería. El pacto seguía vigente después de todo. Pero al ver una sombra sedienta la había seguido hasta la extraña casa... solo que había llegado tarde.
El demonio lo empujó contra la pared ante la distracción de Len al ver a la muchacha nueva. Humana. Diablos.

Len: Sal de aquí, ahora.

Taiv se quedó congelada, el demonio la estaba ayudando, le estaba diciendo que escape, pero sus músculos no reaccionaban.

En su cabeza no paraba de repetirse que unas cuantas heridas más no le harían ningún daño. Que él podía, que él debía. Que era necesario. Pero con el ligero gesto de Xir, su ira había empezado a desvanecerse. Casi sin darse cuenta, se acercó a ella y la abrazó con fuerzas contra él, como si tuviese miedo de que la arrancaran de sus brazos. Sintió como si fuera a asfixiarse, no recordaba tener ese sentimiento desde que era un niño; deseaba llorar.

Fuds: Xir... si te hubiesen hecho algo...

-

Había intentado hablar con Dal, pero no lo había visto necesario. Ella estaba a salvo, había estado en el bosque, no corría peligro. Podía buscar a Len y decirle de aquella presencia extraña que sentía en la zona.
Comenzó a correr por entre las sombras de Neovia, sabiendo que Len estaría en la ciudad, hasta que notó una silueta conocida. La chica que estaba con Dal antes. Sin darse cuenta la había comenzado a seguir, incluso entrando a su casa.
No tardó en comprender la escena. No era necesario avisar a Len ni buscar a la bestia sedienta. Todo estaba en el mismo lugar. Junto con la amiga de Dal. La abrazó contra él, cubriéndola con sus alas, intentando alejarla de la zona.

Su mano subió hasta los cabellos de Fuds, sintiendose feliz, protegida. Con él no debía estar mirando sobre su espalda, esperando a ser atacada. Se separó levemente para poder observarlo a los ojos, estaba completamente sonrojada, sus ojos brillaban...
Hasta que oyó un sonido muy caracteristico y su rostro cambió por completo. Giró sobre si misma, golpeando el arma que alguien tenía en la mano y apropiandose de ella en pleno aire, apuntandola hacia el extraño. Quitó el seguro al reconocer quien era, chasqueando la lengua.

Pirata 1 (?: Bueno, bueno, al parecer la peliroja tenía dueño.

Xirh: Creí haber acabado contigo.

Por el rabillo del ojo, veía como sus compañeros les iban cerrando filas. Eran los mismos tres que aquella vez, con los mismos trucos sucios.

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Un pequeño grito se escapó de su garganta al ser retenida, reconociendo al amigo de Dal. ¿Yure era su nombre? Debía sentir miedo, la negrura de su aura la envolvia, y aún así, sabia que no quería dañarla. Solo la estaba protegiendo, al igual que el otro muchacho.

Len: Sacala. De. Aquí.

Cada palabra tenía un golpe a la bestia, luchaba por mantener la concentración de esta en él y no en la humana. Debía luego agradecerle a Yure por intervenir, no sabía si podía protegerla y al mismo tiempo cuidarse él.

Quizás todo había pasado muy rápido, o quizás se había relajado demasiado para el lugar en donde estaban. No lo sabía, y no quería pensarlo tampoco. Sintió tanta ira que podría hacer incendiar lo que fuera sólo con mirarlo. Sin dudarlo ni un segundo se acercó al pirata que llamaba despectivamente "pelirroja" a Xir. Solo le dió tiempo a mirarlo, para finalmente darle un cabezaso de lleno en la cara, logrando desconcertarlo y comenzar a pegarle sin piedad.

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Yure: Tenemos que irnos. No querrás estar aquí si esto se pone feo.

Aunque ya estaba lo suficientemente feo. Era una suerte que la muchacha no pudiese ver, y era una suerte que Dal, por primera vez en su vida, no hubiese seguido a alguien a su casa.
La guió hasta las afueras de la casa, para adentrarla en el bosque casi de inmediato. Tenía que pensar rápido e ir a ayudar a Len.

No pudo esconder su sonrisa, aunque justamente por eso no quería que se encontrara con ellos. Se volvía demasiado absorto en uno y se olvidaba de los otros dos. Apuntó con la pistola al mas cercano, que ya apuntaba su arma a la espada de Fuds, disparando. Su puntería no era la mejor, se le daban mejor los puños, pero la bala impactó en la mano, logrando que la soltara. Algo era algo.
Claro que en ese movimiento había perdido de vista al tercero.

Xirh: ¡Fuds, falta uno!

-

Taiv: M-Ma-Maestro...

Sentía que las lágrimas se agolpaban en sus ojos, no había forma de que hubiese salido de allí con vida, no con... con un monstruo así en su casa. Se dejó arrastrar, abrazandose inconscientemente a Yure, sin poder pensar en otra cosa que la persona que la había criado, muerta.

..

Sus ojos se habían vuelto completamente rojos, sus cuernos alargado, su aspecto era completamente demoníaco. El era Len, había sido elegido por la Luna y creado un pacto con parte de ella. ¿Quién se creía esta bestia que era?
Ahora ya sin preocupaciones se encargó de reducirla a pedazos y destruyó luego, gruñendole a los restos. Yure, Riz y el habían tomado sin saberlo, la misión de proteger el lugar de cosas como esas.
Salió de la casa, aún conservando su aspecto en busca de Yure.

No hubo mucho espacio de tiempo entre el grito y sentir que alguien le tomaba por el cuello e intentaba asfixiarlo. Jadeó, forcejeando. Por suerte, su primer víctima estaba inconsciente.
Oyó una risa asquerosa en su oído.

Pirata2: Si hubiesemos sabido que la pelirroja causaría éstos problemas, ni la hubiesemos dejado viva

...eso era todo. Era la gota que había colmado el vaso. Estiró su brazo izquierdo lo suficiente como para tomar la parte trasera de la remera de su agresor y arrojarlo por sobre sí. Apenas hizo contacto con el suelo, comenzó a golpearlo sin paz. Un puñetazo tras otro. Él no los dejaría con vida. Ni con ésta ni con ninguna posible reencarnación.

-

Lo suyo no era hacer don de gentes y calmar a alguien en una reciente pérdida, pero tampoco podía dejarla abandonada a su suerte. Dudando, la abrazó contra él nuevamente, dandole pequeñas palmadas en el hombro, dejando que llorara a rienda suelta.

Antes de que sus vidas fuesen extraidas a los golpes de sus cuerpos, Xirh vio como una figura familiar se abría paso entre todos, y se acercaba a Fuds. No demostró consternación alguna en apoyar su mano en el hombro de este, indicandole que se detuviese.

Capitán: Entiendo tu rabia muchacho, pero las vidas de ellos me pertenecen. Atacaron mi barco, mi gente, y -clavó la mirada en Xirh unos cortos segundos- tengo tantos deseos de protegerla como tú.

Xirh se había encargado de atar al que le había disparado, teniendo especial cuidado en dejar su mano dañada en una posición dolorosa.

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Comenzó a temblar cuando vio el aura del muchacho de la casa, tan... oscura, peligrosa...

Len se acercó hasta Yure, apoyando una mano en su espalda. No era el mejor con las palabras pero al menos lo intentaba.

Len: Gracias. ¿Cómo me encontraste?

Observó a la chica, asumiendo que debía estar aterrada. Suspiró, sabiendo que solo había una persona capaz de explicar todo esto y no quedar él como un monstruo.

Len: Deberíamos llevarla con Dal.

Se detuvo entre jadeos, retomando completo control de sus pensamientos. Bajo de él, un inconsciente pirada desfigurado. Se puso de pie, tambaleando. No recordaba haber sentido tanta rabia. Miró al capitán sin verlo realmente, para luego comenzar a caminar alejándose del lugar.

-

Se giró al sentir la mano en su hombro, sonriendo de tal forma que los colmillos asomaban levemente.

Yure: Bueno, sentí a alguien sediento de sangre, y pensé en chequear que no fueras tú. Una lástima.

Observó a la chica entre sus brazos unos segundos. Dal la adoptaría como había hecho con ellos dos seguramente. Y como había hecho con Riz también.
Intentó calmarla, relajándose un poco.

Yure: Bueno, tal parece que volverás a encontrarte con ella de nuevo hoy

Capitán: Ve tras él Xirihn.

Le sonrió. Una muy leve sonrisa y un movimiento de cabeza iba a ser su despedida final. Pero ella sabía que significaba. Lo dejó para que se encargase de llevarselos al barco, solo podía imaginar lo que harían con ellos.
Quien le importaba era Fuds, a quien abrazó por la espalda, pegando su cuerpo al de él.

Xirh: Gracias.

Sentía que se la pasaba agradeciendo.

-

Len: Ya disfrutarías dandome un golpe o dos -le sonrió, para luego tomar nota de lo que había dicho- ¿ya se conocen?

Taiv: A-Algo así...

Se sentía mas segura apegada a Yure que soltandolo. Aunque segura no era la palabra, no podía sentirse segura entre dos seres cuya existencia ignoraba hasta hace horas. Pero la idea de ver a Dal la relajaba. Si ella confiaba en ellos, no debían ser tan malos.