The phoenix ~

Caminaba con completa seguridad, meneando la cadera de un lado a otro con ayuda de sus altos tacos aguja; su cuerpo era en cierta forma su orgullo. Y su vergüenza.
Movió la cabeza hacia la izquierda, para correr el cabello de su cara. Sus ojos, negros como la noche misma, poseedores de unas largas pestañas a su vez, observaban cada una de las caras que se perdían en su figura. Una sonrisa de autosatisfacción marcó su rostro.
Dobló para donde recordaba estaba la mansión, caminando con decisión. Se detuvo sólo a unos cuantos metros de distancia, cuando ya le era posible visualizarla. Suspiró, en completo disgusto. Vaya, la mansión se había venido abajo. Era tal y como los rumores.

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(N/A: Si tenés ganas de rolear con algun pet, metelo nomas )

Chasqueó la lengua, desde la distancia, observando al extraño acercarse cada vez más a su casa. Algo en su lenguaje corporal le daba desconfianza, no le gustaba el poco temor que demostraba al estar frente una estructura que aterraba a los pocos que llegaban hasta ella.
Se deslizó por las ramas, con cuidado de no hacer ruido, acercándose. Era... ¿una chica? su cola se agitó en disgusto a medida que se aproximaba.
Frunció el ceño, apoyándose contra el tronco del árbol.

Xer: Hermosa ¿no? Si puedes ignorar la falta de pintura y mantenimiento.

Había podido oír todo el ajetreo de movimiento cerca suyo. Alguien que bajaba por las ramas, queriendo ser delicado y silencioso, pero fallando. Aunque, claro, cualquier otro no lo habría notado seguramente.
Al oírla, reconoció inmediatamente su voz. Hacía años no se veían, y era muy probable que ni siquiera le reconociera. Su cabello, ahora largo y de un color rojizo que no le pertenecía realmente. Le sonrió, provocando que el brillo en sus labios brillara con la poca luz del sol presente.

Eve: Pensé que siendo el extraño bunquer anti-social en el que se manejan, lo cuidarían un poco más Xerafi

Alzó una ceja al escuchar su nombre. La conocía. Eso hacía las cosas más interesantes. Sonrió sintiendo al fin algo de emoción en bastante tiempo. Ya ni cumplir sus 'obligaciones' le hacía feliz.
Recorrió a la extraña con la mirada, sus zapatos, su cabello y su maquillaje. ¿Tanto quería llamar la atención?
Se encogió de hombros, restandole importancia con la mano.

Xer: Mantiene a la gente alejada, así que cumple su trabajo. O al menos parcialmente. -la observó directamente a los ojos, sin perder su sonrisita- La pregunta es, ¿qué haces aquí? y ¿cómo conoces mi verdadero nombre?

No, no le reconocía. Sentía en cierta forma una pequeña frustración; habían sido amigos de niños. Espera, ¿era amigos o enemigos? Dejó salir una sonrisita, acercándose a ella.
Eran claramente dos antónimos. Falda, tacos altos, cabello rojizo y brillo labial, contra unos pantalones algo holgados, una gorra cubriendo el cabello y las poses menos femeninas jamás vistas.
Le acorraló contra el árbol, sin dejar de sonreír.

Eve: Me ofende que te hayas olvidado de mí tan fácil

Se apoyó contra el tronco sin perder el contacto visual ni su pequeña sonrisa.
Colocó las manos detrás suyo, ahora observándola a través de sus pestañas. Su labio inferior sobresalía en un leve puchero.

Xer: Oh... lamento ofenderla pero... -alzo la cabeza y le guiñó un ojo- ¿por qué habría de importarme?

Sus manos se apoyaron en el pequeño agujero que dejaba en los arboles para facilitar su subida y se alzó hasta poder darse impulso con los pies hasta la rama más cercana.
Desde arriba la observó. ¿Dónde la había visto antes?

La observó subir a la rama, pero no la detuvo, aun cuando demoró un par de segundos que le habrían sido suficientes para arrojarla al suelo. Suspiró, poniendo las manos en su cintura, exhalando sensualidad.

Eve: Sigues escapándote igual que cuando niña, supongo que por eso vives encerrada -se señaló a sí misma, cansada ya del jueguito- Eve. Aunque mi verdadero nombre es Evenge

Abrió los ojos con sorpresa, conteniendo una reacción apresurada. ¿Ella era Evenge? Era cierto que conocía su nombre, pero cualquiera que buscase lo suficiente lo encontraría. ¿Podía confiar en que esa hermosa criatura frente a ella era su amigo?
Sonrió, genuinamente ahora.

Xer: Si eres una impostora entonces me aseguraré de matarte tres veces.

Saltó desde la rama hacia él, ofreciendo su mano y antebrazo, saludo típico para comprobar la carencia de armas.

Xer: ¿Desde cuando eres una chica?

Impostora, claro. Como si fuera posible ser tan hermosa como era ella ahora. Tomó su brazo, corroborando, para luego extender el suyo sin demora.

Eve: Creo que desde la última vez que me viste. Me cansé de las bromas en la "escuela", asi que decidí transformarme en todo lo que me ataba, tal y como decía uno de los profesores -chasqueó la lengua, para luego reir-. Aunque, claro, no pararon de decirme que no se referian a eso

Tomó su brazo y la impulsó hacia ella, para abrazarla, con cuidado de no dañar ni su peinado ni vestimenta ni nada que realmente no entendía pero que para los demás era importante.

Xer: Debes estar feliz, con todas las miradas que debes atraer ahora

Se separó, sonriendole. ¿Cuánto tiempo había pasado? La observó, su postura, sus movimientos, como reaccionaba hasta con el más mínimo movimiento... Sí, seguía metida en lo mismo.

Eve: Algo así

En realidad, más que felicidad, le llenaba de regocijo. Pero era difícil de explicarlo; aún había momentos en que no lograba acostumbrarse a ello.
Giró el rostro, mirando a la mansión nuevamente.

Eve: Vine cuando me enteré de que tus padres murieron. Bah, que los mataron -giró nuevamente la mirada, clavándola en Xer- ¿Fuiste tú?

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Era, quizás, la típica mañana. Para ella. Había estado corriendo de un lado a otro, buscando materiales, buscando café, más materiales, comida, más café.
Se detuvo en plena peatonal de Neopia Central, pensando. Se olvidaba de algo. Algo importante. Pero... ¿qué?
Acomodó su cabello castaño-rojizo detrás de la oreja, completamente despeinado y recogido dentro de lo que le era posible. Pensó en tomar otro café, pero quería recordar antes lo que olvidaba... hasta que alguien la chocó, y tiró el vaso descartable, perdiendo el producto.

Neisha: Diablos...

Xer: ¿Yo? No. Fue... -suspiró, encogiendose de hombros- quien antaño fue mi pareja.

Xerafi, la asesina, en pareja... y dejada. Soltó una risita, comenzando a caminar hacia la casa.

Xer: ¿Con quién trabajas ahora?

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Caminaba rápido, con la mirada en sus pies e intentando encorvarse para desaparecer de las miradas de todos. No era su culpa tener que ganarse la vida con trucos sucios. El destino había sido cruel con él y no tenía opción más que deslizar sus manos en bolsillos ajenos o usar sus dedos ligeros para levantar la comida de los puestos.
Entre su intento por no llamar la atención, descuidó su frente y sintió el impacto, seguido de un líquido demasiado caliente para su piel.
Dejó escapar un siseo, levantando la mirada hacia quién se había chocado con él.

Anek: L-Lo siento mucho señorita

Oh, pareja. La observó unos segundos para darse cuenta que no era exactamente un tema que realmente debía tocar. Era mejor mantenerse callado respecto a eso.
Se encogió de hombros, siguiéndola sin mucha prisa. Los tacones sobre el césped no eran buena combinación.

Eve: Trabajo sola. Como siempre.

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Ni siquiera le miró. Era un día malo, definitivamente malo. Había perdido su café. Era su 3er café, pero de todos modos era suyo. Lo necesitaba, se mantenía despierta con eso... y ahora lo había perdido... para siempre.
Se dejó caer de rodillas al suelo, mirando la pseudo escena de crimen, en completo shock. Había recordado eso tan importante que debía recordar: se había olvidado el dinero en su estudio, no podría comprarse otro café.
Elevó la mirada, sollozando un leve por qué, para cambiar rotundamente de actitud y comenzar a espetar al muchacho.

Neisha: ¡Debes fijarte por donde caminas! ¡Tiré mi café, no podré tener otro café en horas, y lo necesitaba! ¡Ahora tendré un pésimo comienzo de día! Bueno, no comienzo, no era mi primer café... pero... -se mantuvo dubatativa unos segundos, para espetarlo de nuevo- ¡Arruinaste mi progreso de la mañana! ¡Eso!

Xer: Yo a veces siento que trabajo para mi hermano. Ha tomado el rol... administrativo del asunto

Se preguntó si Kui estaría entreteniendose con alguna de sus mascotas, aunque ya casi ni las escuchaba por la casa. En todo caso, era mejor, no soportaba tanto gemido rebotando por las paredes. Entró y le mantuvo la puerta abierta, con una pequeña sonrisa al verla pelear con el cesped, la tierra y los tacones. Nunca se arrepentiría de abandonar su lado femenino por la comodidad.

Xer: ¿Por qué volviste ahora? ¿Por qué no antes?

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Pestañeó varias veces, observando a ambos lados. Algunas personas giraban la vista para ver qué ocurría, pero estaba a salvo... al menos en parte.
Observó a la muchacha algo sorprendido por la actitud, aunque al notar las leves ojeras debajo de los ojos y el hecho de que no era su primer cafe, no podía haber dormido mucho.
Y él no podía darse el lujo de llamar aún más la atención. La tomó de la muñeca, semi arrastrándola hacia un puesto de café, comenzando a hacer la fila sin soltarla o quitar la mirada de ella.

Anek: Si te compro otro, ¿harías el favor de bajar la voz?

(Rapida descripción: mide 1.80, tiene el pelo corto, marrón claro, ojos ambar y ahora está con una "hoodie" puesta, para taparse la cara)

Eve: Bueno, no me sorprende. Kui siempre se vio más interesado en estas cosas que tú, ¿sabes?

Bufó al ver la sonrisita en su rostro. Si, la comodidad era un lujo, pero tambien lo era la belleza. Y con ésta, se conseguían más cosas a lo largo del camino.
Se quedó pensando en la pregunta, encogiéndose de hombros levemente.

Eve: Tus padres realmente no me agradaban. Iguales a los míos... con el mismo final -sólo que su caso, había sido competencia. Pero no culpaba a nadie; cosas de trabajo.

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Se veía sospechoso. Miraba a todos lados, preocupado, nervioso. Si, ella estaba haciendo una escena, ¡pero era su café! ¡Había derramado ese café, que había sido lejos uno de los mejores cafés que había tomado! O eso creía... De todos modos, se veía sospechoso. Un arroja-cafés-compulsivo.
De repente se vio siendo arrastrada, provocando que no pudiera reaccionar exactamente en el momento, para luego poner cara de pánico.

Neisha: ¡No! ¡Sueltame! ¡Ayuda, me secuestran! ¡Mató a mi café, ahora me quiere a mí, auxilio! -lo señala amenazadoramente- ¡No lograrás lo que quieres! ¡No podrás callarme! ¡Seguramente quieres callarme para seguir derramando cafés y arruinando días, pero no lo permitiré! ¡Jamás!

Era cierto, ella había nacido para treparse a las ramas, escapar y atacar por sigilo, o pelear cuerpo a cuerpo y ganar aprovechando su pequeña estatura.

Xer: Diría que lo lamento pero...

Pero era una mentira. No lo hacía. Ni Eve tampoco, al menos ella no había sufrido mucho la muerte de sus padres. Su casa... esa era otra historia.

Xer: Ahora somos tres asesinos en el pueblo, sin contar a mi hermano.

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Era una loca. No solo eso, ahora la gente se había fijado en él. ¿Cuanto hasta que aparezca un policía, o alguien que pudiese investigarlo? Sacudió la cabeza, tenía que lidiar con una persona fuera de sus cabales.
La soltó, esperando o que saliese corriendo gritando que era un... "asesino de cafés"? o que le pegase una cachetada. Y en medio de todo ese escandalo, entró a reír por lo ridículo de la situación.

Anek: De acuerdo, me descubriste, mi hobby secreto es derramar el café de las personas para arruinarles el día

Siguió riendo, negando con la cabeza. Era un día divertido, eso era seguro.

Eve: Bueno, estoy de receso actualmente

Era su primer receso en años, y lo había tomado exclusivamente por Xer. Pero nunca se lo diría, ella no necesitaba saberlo.
Inspeccionó las paredes, notando los años pasar a su lado. Era otro ambiente. Antes emanaba una nobleza peligrosa, ahora emanaba un olvido latente pero imposible.

Eve: Dijeron que habías dejado de trabajar

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Apenas le soltó, tomó su muñeca y la acercó a su propio pecho, como si quisiera protegerse. Pero todo se derrumbó al ver esa sonrisa. Se mantuvo obnubilada con eso, hasta que escuchó un silbato y se alteró.

Neisha: Oh, mierda, la policía, si me agarran de nuevo me mataran en el trabajo...

Sin pensarlo, tomó al chico de la mano, para entrar a correr en dirección opuesta al ruido.
Se detuvo solamente al llegar a la puerta de entrada de un edificio de sólo 3 pisos. Respiró agitada, mirando al muchacho, para luego entrecerrar los ojos e inspeccionarlo en silencio unos segundos. Finalmente, le señaló, sin cambiar el gesto de su rostro.

Neisha: Un café. Me debes un café. Y más te vale que sea grande.

Siguió la mirada de Eve hacia las paredes, sonriendo con cierta tristeza. Demasiados recuerdos, demasiados lamentos. Quizás era hora de cambiar de hogar. Algo más privado, menos ostentoso. Ella no necesitaba llamar la atención.
Devolvió la vista a ella, sin perder la sonrisa.

Xer: Nunca dejé de hacerlo. Pero mi... otra vida se interpuso en el medio, supongo he perdido parte de mi reputación. -se encogió de hombros, honestamente no le importaba. No necesitaba que otros comentasen sobre sus habilidades- pero no. Sigo en el negocio, solo que evito ser reconocida.

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Su cerebro procesó el caudal de información en unos segundos. Le había salvado de la policía, sea por razones personales o no. Y al parecer si podía comportarse como una persona normal. O casi. Tenía una clara adicción a la cafeína, pero acababa de evitarle un muy mal momento con la ley, así que no podía juzgarla.
Se quitó la capucha y le ofreció la mano, con una sonrisa.

Anek: Serán dos si me dice su nombre

Eve: En realidad, nunca dijeron eso de tí. Simplemente se decía que habías dejado de trabajar luego de que tus padres murieran. Todos asumimos que los habías matado tú, pero ya dijiste que no...

Se preguntó cómo habría sido su pareja para acabar matando a sus padres, reconocidos asesinos, como si nada.
Oyó un leve gimoteo de fondo, pero quiso ignorarlo. De Kui si se corrían rumores, y poco agradables. Y preferia que quedaran en eso.

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Sus ojos se iluminaron unos segundos. Era como ver a un niño frente a una fuente de chocolate. Dió un par de saltitos, para luego dar uno más alto y abrazarse al cuello de muchacho, ignorando el gesto de querer darle la mano.

Neisha: ¡Ya empezaste a gustarme, ya empezaste a gustarme!

Se soltó, sonriente e inquieta.

Neisha: Mi nombre es Neisha. Dijiste que dos cafés, ¿no?

Xer: Ya casi no recuerdo como sucedió, pero recuerdo que mi madre se encontró con él, y al día siguiente, fui a casa y estaban... muertos. Yo también me sorprendí, pero siendo él un no-muerto, supongo que puede tomar el riesgo.

Era la primera vez que hablaba de Eek sin sentir dolor, solo... aceptación. Era extraño, y no sabía si se debía a la presencia de Eve, pero estaba completamente calmada.
Soltó un bufido al oír el ruido, suspirando.

Xer: Disculpa a mi hermano

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No tuvo tiempo a reaccionar, cuando se estaba tensando por el inesperado contacto, ya lo había soltado. Era energética, de eso no había duda.
Se pasó la mano por el cabello, observándola con la cabeza ladeada.

Anek: Si, ¿por qué no? Ya es un día extraño para mi...

Eve: Un no muerto... En cierta forma, supuse que un ser humano normal no sería suficiente para tí

Se mordió la lengua al decir eso. Había sido demasiado dura. Murmuró un leve lo siento, para luego bajar la mirada.
Se preguntó cómo habría sobrevivido a todo esto por su cuenta, sin ayuda. Xer era dura, pero... incluso la piedra más dura se corroe.

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Elevó los brazos al cielo, saltando en festejo. ¡Dos cafés para ella, sólo para ella! Era su día de suerte, era su día. Debería combrar algunos boletos de lotería. O no, mejor no.
Una ligera alarma sonó en su celular, provocando que suspirara. Su recreo había acabado. Miró al chico, y luego a su celular, luego al chico nuevamente.

Neisha: Debería entrar a trabajar...

Sus orejas se agacharon involuntariamente, y desvió la vista hacia abajo. Ella era quien no era suficiente para un ser humano normal. Suspiró, quitando esos pensamientos de su cabeza, observando a Eve.

Xer: ¿Y tu? ¿Qué estuviste haciendo todo este tiempo?

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Sonrió, sabiendo que su pobre bolsillo sufriría las consecuencias de su alocado encuentro. Había sido impulsivo, pero no solía encontrarse con personas tan... interesantes.

Anek: Te acompaño. Cuando salgas te daré esos cafés

Eve: Pues, mi vida no ha sido interesante en absoluto. Más que matar y esquivar ser asesinada, no he tenido otra aventura.

No conocía de parejas, si necesitaba ser sincera. Había tenido unos ciertos romances entre misiones, pero nunca había tacto físico más allá de uno o dos besos.
Desvió la mirada unos segundos, viendo pasar a un muchacho sólo en calzoncillos, para luego volver la mirada a Xer.

Eve: ¿Convives con esto todo el tiempo?

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Se quedó mirándolo en silencio, sin decir nada... por primera vez en el día. Si su jefe lo veía, tendría problemas. Pero ella realmente quería esos cafés. Se mordió el labio, indecisa, para luego tomarlo de la mano y hacerlo entrar rápidamente detrás de ella, esquivando a cada ser humano dentro del edificio.
Ya en su estudio, suspiró, cerrando con llave. Sabía que se corría el rumor de que cuando cerraba con llave, las cosas se tornaban "locas", pero en realidad siempre lo hacía para dormir. Miró al muchacho, señalándole un rincón del cuarto, con un puff.

Neisha: Sientate ahí, chico-sin-nombre-derrama-cafés.

Suspiró apenada. Lamentablemente ya hasta se había acostumbrado tanto que ignoraba cuando veía a alguien en calzoncillos... o peor.

Xer: Desgraciadamente.

Volvió a suspirar, incapaz de estar en ese lugar ya.

Xer: Viajaste demasiado para estar encerrada en un casa, vamos. Además, dudo que quieras seguir viendo esos escenarios...

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Se dejó guiar sin decir una palabra. Se preguntó como es que era tan buena esquivando gente, aunque le perspectiva le agradaba. Cuantos menos supiesen de él, mejor.

Anek: Llámame Anek

Se dirigió hacia el puff, exclamando un ¡Hey! cuando se sentó y hundió en ese extraño asiento.
Dio un salto para salir de allí, observando al puff con recelo.

Anek: Esa cosa quiere comerme.

Asintió, siguiéndola. Pasaba la mayor parte de su tiempo trabajando dentro de las instalaciones de la agencia o de hoteles, y estar ahora en una casa que le daba malos recuerdos no era exactamente lo que le apetecía.
Observó al muchacho nuevamente al pasar, quien, sin quitarle los ojos de encima, comía un chupetín. Se sonrojó notoriamente, desviando el rostro (N/A: Es Lew, el otro "todo-me-cojo"). Era la primera vez que pasaba algo así.

Eve: ¿Te has divertido con alguno de ellos

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Anek. Sonaba a algún dios egipcio. O a algún bocadillo de esos bastantes caros que conseguías de suerte si el kiosko a tres cuadras compraba para reponer los viejos que había tenido por meses.
No pudo evitar reir al escucharlo. La gente no sabía disfrutar de las pequeñas cosas de la vida que ella sí. Se acercó a él, tomándolo de los hombros y obligándolo a sentarse. Lo miró a los ojos, sonriendole, provocando que sus pecas brillaran levemente ante la luz poco natural del lugar.

Neisha: Va a comerte y hacer que descubras el verdadero placer de descansar sobre algo