The phoenix ~

Bufó, ayudándola. Lo que menos quería era arruinar su ropa con un muchacho todo mojado, pero tampoco podía negarse a algo que Xer pedía por favor. Aún recordaba que de niñas, todo eran órdenes.

Eve: ¿Y qué piensas hacer con él? Por cierto, ¿quién diablos es?

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Neisha: Si, el orgullo

Se abrazó a sí misma, por la altura de la cintura, sintiendose incómoda conmigo misma. Sus talones dolían, demasiado. Estar parada era un suplicio. Y sabia que lo que haría ahora sería un gran sacrificio, pero...

Neisha: ¿Podrías cargarme hasta mi departamento? Quitaré los cafés de la lista de "me debes"...

Xer: Llevarlo a casa, secarlo... Es un amigo. Aunque en realidad es el primer blanco que dejé ir

Llegaron más rápido de lo que penaba y se apresuró a abrir la puerta e ir hacia la cocina donde sentó a Nyelo en una silla. Buscó una toalla y comenzó a secarlo para que pudiese entrar en calor y luego observó a Eve. Le sonrió.

Xer: Gracias. Tengo un par de vestidos si quieres cambiarte

Y como sólo los usaba cuando tenía que vestirse para provocar a alguien, no tenían casi uso.

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Anek: Oh, ¿que importa el orgullo?

Se acercó a ella, cargandola con cuidado de no tocar sus tobillos, sobre su espalda.

Anek: Amm... ¿Donde vamos?

Observó son decir una palabra la forma en que Xer cuidaba de aquel muchacho. Parecían ser amigos muy... cercanos. O quizás su definición y trato de amigos seguía siendo tan tosca como siempre.
Suspiró, negando con la cabeza, mientras sacudía levemente su vestido para acomodarlo.

Eve: Estaré bien, a ver, despertémoslo -se acercó al muchacho, clavando una de sus uñas en uno de los moretones más oscuros, provocando un grito desgarrador-. Bien, reacción rápida, eso es bueno

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Se abrazó a su cuello con uno de sus brazos, mientras dejaba el otro estirado, señalándole por momentos el lugar donde debía doblar. Pero aún así, no miraba el camino. Estaba avergonzada, no recordaba estar en una situación así desde que era pequeña y su padre la llevaba a todos lados.
Al llegar a la puerta del edificio de apartamentos donde vivía, tiró levemente del cabello de Anek con los dientes.

Neisha: Aquí, aquí -le extendió las llaves- 4to piso, departamento 13

Se mordió la lengua para no insultar a su amiga por el trata hacia un herido. Pero en los ojos de Eve, ella seguía siendo una roca, o una especie de ella. Se preguntó que pensaría si supiese cuanto se había ablandado en el último tiempo... Tanto que a veces se daba asco.

Xer:Despierta Nyelo, no me hagas enojar...

Atendió algunas cortadas, cacheteandolo levemente para que terminase de reaccionar.

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Se sentía una especie de caballo, pero no le desagradaba particularmente. Le causaba gracia. Tomó las llaves y la llevó hasta su apartamento, sin sorprenderse por el desorden de este (si, te hice el depto, perdón xD)

Anek: ¿tienes vendas?

lo menos que podía hacer era vendarle los tobillos y hacer que descansase

Se sentó, observando la escena, impasible. Iba más allá de lo que pensó que sería una visita a Xer, pero no es que le molestase. Incluso le daba más vida a todo eso.
Nyelo gruñó, reaccionando en sí mismo, para mirar a Xer algo perdido. No recordaba mucho, no recordaba practicamente nada.

Nyelo: ¿Desde cuándo me tratas así...?

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Neisha: Nope, no tengo vendas. Es la primera vez que me pasa algo de este estilo, por lo que realmente nunca había pensado en adquirirlas

Observó a su alrededor, lejos de sentir vergüenza. Incluso para ella parecía un lugar desconocido, siendo el poco tiempo que pasaba en ese lugar: el cual se resumía a bañarse, comer y cambiarse de ropa.
Aún subida a Anek y mediante pequeños tirones de pelo y ropa, le hizo caminar hasta su habitación, donde se soltó de él y cayó sobre el colchón, pegado al suelo. Una caída libre, técnicamente.

Neisha: Mi colchón... a veces olvido que realmente tengo uno en algun lado

Xer: Disculpa, ¿esperabas besitos? ¡Estaba preocupada!

Suspiro internamente. Ella había cambiado, se había abierto a otras personas y no podía pretender que no era alguien diferente. Si, a veces cuando se miraba en el espejo extrañaba a aquella chica que en nadie confiaba, pero se había ido.
Estaba cansada de aparentar.
Sonrió, revolviendole el pelo a Nyelo.

Xer: Saluda, tengo visitas

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Anek: Si esto fuese una película, ahora rompería mi remera y usaría los jirones como vendas... Pero no tengo ni la fuerza para sacarle un hilo

Le sonrió, ayudandola y obligandola al mismo tiempo a taparse y acomodarse contra la almohada.

Anek: Tu descansa. Tuviste un día movido. Tienes un colchón, Úsalo...

Elevó la cabeza, mirando a la muchacha frente a él, que parecía una modelo salida de revista. Pestañeó nuevamente, para luego aclararse la garganta.

Nyelo: Un gusto

Desvió inmediatamente la mirada, provocando que Eve sonriera, mientras apoyaba su brazo sobre la mesa y su cabeza sobre su mano.

Eve: Este chico me gusta, es sincero, dificil de encontrar

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Neisha: Si, no tienes mucha imagen de chico musculoso

Sin saber por qué, dejó que le cubriese y arropase en la cama. Se preguntó porqué Anek era así con ella, no conocía a mucha gente que fuera así. Sonrió, metiendose debajo de las sábanas, para luego sacar unicamente uno de sus brazos y agarrar una de las piernas de Anek, abrazándose posteriormente a ésta.

Neisha: ¿Tú qué harás?

Xer: Eve, honestamente, ¿esperas que alguien no se fije en ti? El cambio te... ha sentado bien

Dejó de tratar a Nyelo, no sin sentir una diminuta punzada de celos. Se preguntó que se sentiría que alguien te mirase como miraban a Eve.
Sonrió levemente, en realidad estaba feliz por ella. Acercó una silla, sentandose frente al respaldo y observando los moretones que cubrían el cuerpo de Nyelo.
Había que admitir que, con marcas o sin ellas, era hermoso.

Xer: ¿En qué problema te metiste ahora?

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Anek: Considerando que estas aferrando a mi pierna... no mucho. Pero todavía te debo esos cafés, no importa lo que me digas. Pero, es tu casa. Si quieres que me vaya, me iré

Le sonrió, pero lo cierto era que era lo que menos quería. Ella le caía bien, y hasta había dejado pasar toda la situación de abrir la ventana como si no le importase.
Era la primer persona interesante en semanas, y se sentía cómodo.

Eve: No lo decía por mí

Si, la había mirado y había desviado la mirada, pero no era por ella, no. Si hubiese sido por ella, ese sonrojo no persistiría, claro que no. El problema aquí era Xer. Pero le diría eso luego.
Nyelo tosió, mirando a ambas chicas, para luego sacudir su cabello y desviar nuevamente la mirada.

Nyelo: No me metí exactamente en mis problemas

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Neisha: Oh, pero claro que no dejaré que te vayas, terminaría aburriendome sola

Comenzó a tirar de la pierna de Anek, sin importarle que tuviese los zapatos puestos, o que fuese más pesado que ella, o incluso que pudiera caerse. Sólo le soltó cuando ya estuvo lo suficientemente segura de que no se iría de allí.

Neisha: Será como una especie de pijama party, pero tu me contarás cosas y yo dormiré. ¿Qué tal suena?

Xer: ¿Entonces? -Le sonrió de lado, un brillo amenazador se instaló en sus ojos- Sabes que si tienes problemas con alguien, siempre puede desaparecer...

Sus dos vidas, allí mezcladas. Por un lado Nyelo, por el otro Eve. No sabía como sentirse, estaba algo abrumada... y también preocupada. ¿Quién le había atacado?

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Sonrió ampliamente, dando leves empujones para sentarse sobre el borde de la cama. Dudó unos segundos pero luego llevó la mano a su cabello, acariciandolo levemente.

Anek: ¿Qué quieres que te cuente?

Nyelo le observaba sin entender mucho, ¿desde cuando Xer habia vuelto a comportarse así? Eve en cambio sonrió, moviendo su mano con un ademán de poca importancia.

Eve: No le prestes atención, es porque estoy aquí

Nyelo miró a Eve, asintiendo levemente, para luego volver la mirada a Xer.

Nyelo: No sé bien qué pasó... pero están buscando a Eek. En todos lados.

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Tiró de él, de su cintura, para que en lugar de estar sentado, terminara acostado a su lado. Hacía años no dormía con algo o alguien así, quizás desde que su mejor amiga desapareció de la faz de la tierra y de que su oso de peluche necesitó una jubilación. Se abrazó a Anek, acurrucándose un poco.

Neisha: Quizás sea algo que no te han dicho nunca, pero tus abdominales son muy cómodos -dejó salir un leve bostezo, para luego sonreir ante las caricias- Dime donde aprendiste a abrir cerraduras. O mejor dicho, por qué.

Se quedó sin habla. Su cuerpo se tensó en alerta y podía sentir sus sentidos agudizandose.

Xer: Dime todo lo que sepas

Las diversas opciones volaron por su mente mientras las iba descartando. Hasta que recordó el momento en el que vivía, los asesinos contratados... ¿Sería por ello? ¿O se había metido en algo peor?

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Siguió con sus caricias, sin incomodarle la cercanía. Ante la inevitable pregunta, suspiró, observando al techo. ¿mentir o no mentir?

Anek: ¿Realmente quieres saberlo?

Suspiró. No había forma elegante de decir aquellas cosas, un discurso o florituras que pudiese usar.

Anek: Algunas veces tengo que entrar en lugares... o salir de ellos sin ser visto. Mi trabajo está... un poco fuera de la ley

Nyelo: Acabo de decirte todo lo que sé. Lo estaban buscando, y ahora lo busco yo para saber qué diablos sucede

Podía notar la desesperación en el aire. Xer se había tensado, y este muchacho estaba al borde del colapso. Y era interesante. Sonrió levemente, jugando con su cabello.

Eve: Con que tu ex está metido en cosas interesantes

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Neisha: Entonces tenía razón, y tu meta en la vida es asesinar cafés

Lo cierto es que el mundo nunca había sido algo agradable, y si bien su "profesión" era horrenda, no podía tacharle de mala persona. O escandalizarse. O si.
Bostezó nuevamente, ahora con los ojos cerrados.

Neisha: Siendo sincera, me da igual...

Xer: No podía salir con alguien cualquiera

Suspiró y luego se incorporó. Caminó hasta el cajón de la cocina, abriendolo. Allí había desde cuchillos, hasta dagas y pistolas. Tomó una de las últimas en su mano y luego llamó a Eve.

Xer: Yo voy a buscarlo. Si quieras venir, toma lo que quieras

Ek estaba en problemas, nadie sabía nada de él, y vaya a saber quién estaba detrás de él.
Comprobó las balas del cartucho y luego le volvió a sacudir el cabello a Nyelo.

Xer: Gracias. Quédate y descansa por favor

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Anek: Nunca he matado a nadie

Le besó la frente, acercándola un poco más a su cuerpo. No sabía como agradecer su actitud calmada. Era la primer persona en quien podía confiar...

Anek: Ahora descansa Neisha... por favor

Nyelo asintió, quedándose atrás, mientras que Eve tomó un par de pistolas y salió de la casa junto con Xer. Nunca la había visto tan movida por algo, y la verdad es que debía ser sincera con ella. Era su única amiga.

Eve: Xer... lo cierto es que, además de venir para ayudarte... -suspiró- vine a protegerte en cierto modo. Verás, Kui me contactó, porque... toda la agencia está buscando a tu novio.

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(N/A: ¿Adelantamos tiempo?)

Alzó una ceja, sin detener su paso. ¿Toda la agencia? ¿En que demonios se había metido esta vez?

Xer: ¿Y cuál es la razón?

Mantenía su paso tranquilo, pero su preocupación se notaba en como se agitaba su cola hacia los lados, frenética.

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(dale :3)

Se había levantado temprano, con la luz del sol. Estaba acostumbrado a comenzar a moverse con los primeros rayos de luz, solo que esta vez su propósito fue diferente.
Había salido del departamento y ahora estaba intentando abrir la puerta con dos cafés en su mano, extremadamente calientes, y sin hacer ruido.
Al fin consiguió abrir la puerta y se adentró en su interior.

Eve: Está divulgando secretos. No sé realmente el motivo, pero quiere que lo maten... y en grande. Y la agencia solo se preocupa por hacerlo callar

Como a cada pajarito previo que había realizado algo similar.
Eve bufó, frustrada. No se suponía que esto fuese asi, pero ¿cómo sino? ¿De qué modo?

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Siempre se había caracterizado por vivir en una realidad alterna cuando de sueño se trata. No había notado la ausencia de Anek en ningun momento, incluso aún cuando se levantó al baño. Por cuestiones de comodidad, se quitó su pantalón y su remera, para colocarse un pijama holgado con estampado de ositos.
Aún con los ojos semi-cerrados, retomando su camino a la cama, pudo ver la puerta abrirse levemente. Pero no era como si realmente le llamase la atención o la alarmara.

Chasqueó la lengua, la ira creciendo dentro de ella. Podría matarlo ella con el enojo que sentía, ¿por qué tenía tantos deseos de morir? Estaba segura de algo, no dejaría que nadie lo tocase. Mataría a quien se acercase.

Xer: Así es él, siempre buscando que lo maten

Ya adentrada en el bosque, se dirigió hasta la persona que podría saber de su paradero. Tocó la puerta de la torre gritando por Edna.

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Se quedó quieto en la puerta por uno segundo, temiendo que no le reconociese o gritase. Pero simplemente estaba dormida. Sonrió, entrando y haciendo lugar en la mesa para apoyar los cafés.

Anek: Buenos días Neisha~

Evito hacer comentarios acerca de su pijama, pero en realidad le parecía adorable.

Eve: Es bastante particular, en ese caso...

En otras palabras: un idiota. Intentó no pensar en la cantidad de personas que agradecerían una segunda vida, mientras que éste se obsesionaba con terminarla.
Esperó de pie, junto a Xer, hasta ver que la puerta de la torre se abría y mostraba a una señora muy poco contenta.

Edna: Debiste venir antes -clavó la mirada en Eve- ¿ésta quien es?

Eve desvió la mirada, sin querer realmente meterse en pleitos.

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No dijo absolutamente nada, sólo murmuró, mientras retomaba su camino a la cama, escondiendose bajo las sábanas. Era muy temprano, y ella hacía una semana que no dormía. Quería dormir, costase lo que costase. Aunque el aroma a café la desvelaba un poco.

Xer: Una amiga, la única persona que se digna a decirme qué está ocurriendo. ¿Dónde está?

No estaba de humor para buenos y cordiales tratos. Necesitaba la información y actuar rápido según ella. Además, ¡No sabía nada! ¿Era tan complicado decirle que Ek estaba en peligro?

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Ladeó la cabeza algo sorprendido. Había esperado que se abalanzase sobre el café, aunque suponía que el sueño le había ganado. Mejor.
Los dejó allí, y se sentó en una silla, toquetando todo lo que había desperdigado por allí

Edna les hizo señas de que entraran y subieran las escaleras.

Edna: Queda todo en ustedes.

Y se marchó.
Eve se sentía algo desconcertada. Edna era un contacto importante dentro de la agencia, pero solo los altos rangos conocían su ubicación y a ella en persona. Altos rangos y Xer.

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Podía escuchar el ruido de Anek tocando sus cosas. ¿Era Anek, no? Gruñó, arrastrándose fuera de la cama, para ir hacia donde estaba él, y mirarlo fijamente unos segundos.

Neisha: La prioridad en esta casa es dormir... ¿qué estás haciendo?

Entró con un simple 'gracias' y comenzó a subir las escaleras. De reojo observaba a Eve, y su cara de confusión.

Xer: ¿Qué ocurre? ¿Es la primera vez que ves a una bruja?

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Anek: Espero a que despiertes... ¿Estaba haciendo mucho ruido? Lo siento...

Estaba acostumbrado a despertarse temprano. Pero como dormía todos los días, no tenía que compensar durmiendo todo un día luego.

Eve: No, pero si a Edna. Se supone que sólo los altos rangos la conocen.

Al llegar al único piso presente, se detuvo frente a la única puerta existente. Observó a Xer, luego a la puerta.

Eve: Adelante, abre

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No podía enojarse, era muy temprano en la mañana. Se acercó a él, sentandose en sus rodillas y acurrucándose en su pecho, como su fuera una nena chiquita.
El olor a café era mucho más fuerte allí, y sobre él.

Neisha: ¿Compraste café? -le olfateó el cuello sin vergüenza.

Xer: ¿De verdad?

Se preguntó por que la agencia necesitaría de Edna, aunque era muy buena en cuanto a pociones y tenía información sobre todos...
Suspiró frente a la puerta, abriéndola con cuidado.

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Se sonrojó levemente al pasar los brazos por su espalda para que no se cayese.
Asintió con la cabeza, le había prometido dos cafés... y no se arrepentía de ello.

Anek: Te los debía, ¿recuerdas?

Eve: De verdad...

No quito la vista de la puerta hasta que la vió completamente abierta. En su interior, un chico, sentado en el suelo, con los brazos en el aire, sostenidos por una suerte de grilletes.
Miró a Xer, sin decir nada.

-

Neisha: Si, pero si me traías a casa, no debías comprarlos

Sonrió, acostando la cabeza sobre su hombro. Anek tenía tambien un ligero olor terroso, lo que lo hacía bastante particular. Dejó salir un bostezo leve, para arrucucarse otro poco más.

Neisha: Es extraño, estoy acurrucada con un asesino de cafés