Good to you

Volvió a gemir, presionandose contra el cuerpo de Fuds. Se sentía tan caliente contra su piel, tan suave a pesar de sus cicatrices. Clavó sus uñas en la cintura de él, moviendo sus caderas a su ritmo, adoptando uno algo más rápido. No podía quedar satisfecha, su cuerpo gritaba por más.
Pegó su cabeza contra el hombro de Fuds, mordiendo su cuello con quizás demasiada fuerza, dejando una marca donde antes habían estado sus dientes.

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Xap: Sabes, me gusta más tu aspecto natural. Te sienta bien.

Menos artificial. Se levantó, rebuscando papeles dentro de su tapado hasta dar con lo que buscaba, extentiendolo sobre el colchón luego. Era un mapa, un plano de las intalaciones de la empresa. Se lo había aprendido de memoria, pero aún así servía recordar dónde estaban las trampas y los pasadillos secretos, de llegar a necesitarlos.
Mentalmente no dejaba de cuestionarse qué tan buena idea era confiar en Eve. Luego recordaba su amistad con Xer, y en aquella chica si había llegado a confiar, una confianza algo extraña que no sabía de dónde se había originado, pero... se encogió de hombros, no tenía nada que perder. Y si llegaba a traicionarlo bueno... no sería la primera vez.

Xap: Supongo que te imaginarás que mi principal objetivo es II. El fue quién la delató como mi pareja, la engañó y por último logró que la matasen. Todo por una rabieta conmigo -le sonrió a Eve, una sonrisa malvada, llena de rabia hacia esa persona- Pero el maldito es escurridizo, y ahora más si se siente en peligro. Así que estoy buscando información de su paradero.

Los XIII. Un selecto grupo de asesinos que habían sido entrenados por los mismos lideres. Él había sido el último, y II solía ser su mejor amigo. Hasta ese día.

Xap: El que murió hoy me dijo dónde podría llegar a ver sus misiones, saber dónde se encuentra. Ese es mi blanco.

Señaló una sala, donde estaban las computadoras que se encargaban de asignar blancos. El problema era conseguir la contraseña.

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Una mezcla de emociones se arremolinaba en su interior. Furia, enojo, alivio, tristeza, culpa. Si tan solo hubiese estado allí, quizás los demonios hubiesen elegido otro blanco, menos vulnerable. Sintió odio contra Len, un odio que se apaciguaba al comprender por qué había querido salvar a Dal. Pero... ¿por qué Cait?
Bajó la cabeza, una lágrima rodando por su mejilla.

Meds: No es tu culpa Dal. Tus demonios... solo eligieron alguien al azar, y, si Cait tenía que morir, al menos una pequeña parte de ella vive en ti.

Sentía un nudo en la garganta, y abrazó a Dal contra su cuerpo todavía más. Extrañaba a su amiga. Estaba feliz de que Dal no hubiese muerto definitivamente. Su corazón era una confusión.

Al sentir la fuerte mordida contra su cuello, comenzó a penetrarla con más fuerza y menos delicadeza. Comenzó a besar su cuello y sus hombros, mientras llevaba su mano libre a su entrepierna y estimulaba su clítoris [N/A: sigo odiando la palabra].
Haría que acabara, la satisfacería tantas veces como le fuera posible. Incluso más.

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Se sonrojó levemente al escucharlo, desviando la mirada a otro lado y tosiendo forzosamente para distraer su mente hasta sentirse estable nuevamente.
Observó el plano, que conocía de memoria por recorrer la sede practicamente completa todos los días, para luego escuchar atentamente. XIII estaba decidido a aniquilar a II, se le notaba en la mirada, en la voz. Definitivamente había amado a su pareja tanto como le fue posible, aún sabiendo lo riesgoso que era. No pudo evitar sentir algo de envidia por una emoción que estaba seguro no conocería en su vida.
Tocó su oreja izquierda, sacando un arete que recubria gran parte de la curvatura de ésta, para mostrarsela a XIII.

Eve: Como sabes, las credenciales pasaron de moda hace tiempo. Ésto es un sensor de identidad. Abriría todos los sectores necesarios para que pudieses seguir su pista, pero... -cerró la mano rápido, antes de que pensara siquiera el sacarle su dispositivo- ...creo que te será inútil y peligroso el seguirlo de misión a misión. Lo cierto es que... -se acercó a él, arrodillándose en el suelo y colocándose entre las piernas de XIII, con una sonrisa altanera- ... II disfruta bastante de venir aquí en secreto.

-

Dal: No los odies, por favor... ellos no... ellos no son malos, ellos...

No lograba formar oraciones concisas ni coherentes, tenia una mezcla de emociones y pensamientos que le eran incomprensibles. La culpa no dejaba de ahogarla, de aniquilarla por dentro. Le habían quitado algo que amaba por ella. Lo viese como lo viese, era la culpable, la responsable.

(Algunas cosas nunca cambian xD)

Sus piernas comenzaron a temblar, sonidos que nunca antes había emitido salían de su garganta. Estaba completamente absorta en el placer que sentía, en su cuerpo contra el de él, el calor que la recorría y las ansias.
Sintió como llegaba al orgasmo, y como no era suficiente, se dió unos segundos para recuperar el aire antes de seguir moviendo su cintura, permitiendo que Fuds la penetrase tanto como era posible.

Xirh: M-Mas.

Estaba fuera de sí, nunca había pedido por más, nunca había sentido que no estaría satisfecha.

-

Tomó a Eve por la cintura, levantandola y caminando hasta que la espalda de ella chocase contra la pared. Tenía la vista clavada en sus ojos, sus pupilas se asemejaban a las de un gato, el enojo corría por sus venas. Pero no estaba dirigido hacia Eve, no, era la idea de ese madito desgraciado. Conocía como cotilliaba acerca de las peronas con las que había estado, los secretos que divulgaba, jamás le había importando antes pues eran todos desconocidos pero... gruñó por lo bajo.
Eve era inteligente, demasiado para su propio bien, pero también tenía sus puntos débiles.

Xap: Mira Eve, puedes hacer lo que quieras, eres independiente y de las personas más fuertes, pero ese idiota de II es de los más manipuladores que conozco y se encarga de tener un trapo de sucio de cualquiera que se relaciona.

La soltó, suspirando por debajo y retrocediendo.

Xap: Por alguna razón confío en tí, y eres casi como una amiga, al menos me estas ayudando y sé que no iras a clavarme un cuchillo mientras duermo. No pienso decirte que hacer, mucho menos tratarte como a una chica cualquiera, pero si pensabas seducirlo para que venga aquí, rechazo la oferta.

-

No los odiaba. No realmente. Sentía enojo, la injusticia de perder a alguien que quería. Suspiró. Se sentó en el piso, sentando a Dal sobre él. Era egoista, si no hubiese sido Cait, habrían elegido a otra chica, con familia, quizás pareja, siempre alguien terminaría sufriendo.

Meds: Descuida, los comprendo. Yo hubiese hecho lo mismo en su situación, salvarte valía la pena.

Le besó la frente, imaginando la culpa que debía sentir en esos momentos. ¿Cómo hacerle entender que no la culpaba?

Meds: No quiero que te sientas mal. El destino quiso que así fuera, y que la vida de Cait terminase antes, como también quiso que hoy estés en mis piernas. A veces pasan cosas dolorosas que no podemos comprender.

Sonrió al ver que un orgasmo no le bastaba. Xir era todo lo que podía pensar, sentir y saborear en ese momento, y pensaba disfrutarlo tanto como le fuera posible. Dejó salir un gruñido mezclado con risa de sus labios, al momento en que pellizcaba levemente la entrepierna de ella.

Fuds: Dime qué quieres, Xir... prometo dartelo...

-

Se había sonrojado al verse acorralado contra la pared. No hubiese esperado eso de XIII, quizás por el claro asco que le había demostrado la primera vez de verlo realmente en la actualidad. Pero se recompuso rápidamente y no perdió el tiempo en rodearle el cuello con los brazos para evitar que ese alejase demasiado. Con sus uñas delicadamente pintadas, comenzó a arañar despacio el cuello de XIII.

Eve: Nunca hablamos, no está en sus reglas el hablar con alguien de menos categoría que él. Y aún si declinas la "oferta" que equivocadamente entendiste, debo decirte que... -miró al reloj detrás de XIII para luego sonreirle- ...estará aquí en cualquier momento. Es su rutina de todos los días: termina de trabajar, busca sus nuevas misiones, pasa a "abusar" tanto como le sea posible de mí, y luego se marcha -se separó, empujando levemente el pecho de XIII-. Ahora si me disculpas, tengo que ponerme mis mejores ropas para él.

-

Dal: Lo siento... lo siento... lo siento...

Racionalizaba que no era culpa de nadie. Racionalizaba que ella era la que menos culpa tenia de todos. Pero no lo sentía así, y la aniquilaba. Le carcomía cada parte de su ser.

¿Qué quería? Quería congerlar el tiempo y quedarse siempre allí. Pero a falta de eso, se dio la vuelta, quedando frente a Fuds ahora, clavando su mirada llena de deseo en él. No creía que tuviese idea de cuán enloquecida estaba, de cuánto la había afectado ese beso en su cuello, y esa mirada que ahora tenía.

Xirh: Te quiero a tí.

En alguna parte de su cerebro, se dio cuenta que sus palabras no sólo significaban el querer tenerlo, sino el simplemente... quererlo.

-

Convirtió sus manos en puños, y cerró los ojos para evitar que la furia lo controle. Él era mejor que eso, estaba bajo control, las emociones no lo dominaban. "Abusar de mí." Las palabras se repetían, esa basura humana no volvería a tocar a Eve ni a nadie. Se aseguraría de ello.
Tomó a Eve de la muñeca, sintiendo su propio brazo temblar bajo el control que estaba ejerciendo para no explotar. Recordaba las historias que le contaba, la sonrisa burlona con la que relataba los hechos, y luego pasaba a ver aquella misma sonrisa cuando la había encontrado entre sus brazos. "Oh, no te preocupes gatito, ella ya me ha revelado todos los secretos que le contaste, solo para salvar tu pellejo. Y solo tuve que hacerle creer que te tenía prisionero." Lo mataría. Lo destrozaría.

Xap: Sabes que si entra, no podrá salir de aquí, ¿verdad?

-

Le levantó la barbilla. No era el mejor momento, pero aún así se inclinó, dandole un leve beso en los labios.

Meds: Deja de pedir disculpas. Tú eres la victima junto con ella.

Ella había muerto después de todo. No permitiría que se sienta como la responsable de esto. No la dejaría.

Escucharla decir eso mirándolo a los ojos le llenó de un orgullo que no sabía tenia en tales magnitudes. La besó con desesperación, con fuerza, para acabar gimiendo entre sus labios sin tapujo alguno y acabar nuevamente dentro de ella. Pero esta vez no se separó, se mantuvo en esa posición, unido, besandola cada vez más y más.

-

No entendía por qué XIII se sentía tan afectado por ello. Hacía tiempo se había resignado a su destino. Tener a II de supervisor, siendo lo que era ahora, era sabido que no acabaría bien. Y si bien se había resignado, no había dejado de odiar cada segundo en que sentía sus manos, su lengua o incluso su miembro cerca de él.
Sonrió de medio lado, mirando a XIII a los ojos.

Eve: Tienes suerte de que siempre decidiera mantener sus visitas ocultas, ya que es "deshonroso" que le vean conmigo

-

Recibió el beso dudando y temblando. Pero acabó por dejarse hacer y besarlo nuevamente, para después recostarse en su hombro.

Dal: siento como si hubiese sido mi culpa... no sabes cuánto lamento que la hayan alejado de ti...

Le rodeó el cuello con sus brazos, devolviendo cada beso que le daba, sintiéndose llena.
Se separó jadeante, apoyando su frente contra la de él, cerrando sus ojos, permitiendo que su respiración se calmase, y que sus latidos vuelvan a la normalidad. Su cabeza se despejaba con cada segundo, comenzando a comprender sus sentimientos, sus formas de actuar. Le aterraba sentirse así.

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Podría, podría arruinar su reputación, hacer que le de vergüenza mostrar su msimisima cara, y hasta quizás que lo bajen de cargo. O podría romper su cara, y cada hueso de su ser. Sus manos pedían la última opción. Se quedaría a esperarlo, pero no se molesto en tomar su pistola. Esto sería algo que una bala no podría bastar.

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Meds: Yo debería haber estado. Debería haberla protegido, estado a su lado. Si es tu culpa, entonces también es mia.

Y en parte si era su culpa. Dal en cambio sólo había estado en el momento equivocado, todo por querer ayudar. Suspiró, acariciándole la espalda. Estaba encontrado paz dentro del dolor, la muerte de su amiga no había sido en vano.

Entre besos, se recostó con ella encima, saliendo de su interior luego y abrazándola, para finalmente tapar a ambos con la sábana. La abrazaba de una forma posesiva, protectora.
Estaba perdido entre pensamientos y el cansancio de la acción anterior.

Fuds: Xir, lo que dijiste... ¿a qué te referías?

-

[Paso un par de horas - de nuevo XD]

Llevaba puesto una tanga, un portaligas, medias y una especie de vestido transparente. Todo en color rojo. Era lo que a II le gustaba, y era lo que menos irritable le ponía.
Le esperaba en su cuarto, porque de todos modos tenia llave de su búnker y podría entrar sin permiso cuando quisiera. Odiaba eso, pero no podía quejarse.
Se revolvió entre las sábanas, mirando a un espejo al lado de su cama. Llevaba puesta una peluca de cabello negro lacio. Se observaba a sí mismo detestando tener tan agradable apariencia para alguien tan despreciable. Pero... su suerte cambiaría pronto.

-

Dal: No, no digas eso, no es tu culpa... no lo es...

Le tomó el rostro con cuidado, para besarlo lentamente con cariño. No quería que pensara ello. Su pecho ardía de dolor con oírlo decir semejantes palabras.

Se dejó abrazar por él, sin saber como contestar a esa pregunta. Le era imposible ser honesta, si ella misma estaba confundida acerca de lo que sentía, aunque de algo si estaba segura: no podía seguir viendo a Fuds como sólo un amigo.
Contuvo un suspiro, pensando, tomándose su tiempo, quizás rogando para que se quedara dormido.

Xirh: No estoy muy segura... Pero...

Se ruborizó. Había una forma. Levantó la vista, su actitud nuevamente la de una chica alegre, despreocupada y amante de las peleas.

Xirh: Te quiero Fuds.

Él podría tomarlo como quisiera, era un simple te quiero. Lo interpretaría como él la viese en su cabeza.

-

Sonrió al oír la cerradura, entrando en el búnker con un aire quizás demasiado soberbio. Venía de una reunión, otra de las que ahora tenían con respecto a los muertos, pero ahora no quería ni pensar en eso. Estaba allí para distraerse.
Se adentro, ignorando el segundo cuarto, relamiéndose al verla allí, tan lista para él.
Se acercó, pasando su mano por la mejilla de esta, y el pulgar por el labio, corriendo el maquillaje, sintiendo como comenzaba a erectarse. Hasta que sintió como alguien tiraba de su cuello.

Xap: Nunca aprendiste a tratar a una dama.

II palideció. No tuvo tiempo de decir nada, un puño de enterró en su rostro produciendo un sonoro "crack". Xap no lo soltó en ningún momento, pero giró la cabeza hacia Eve.

Xap: Si quieres golpearlo, no me opondre, vi como lo mirabas.

-

Meds: Entonces prometeme que tu tampoco lo dirás.

Le acuñó el rostro con sus manos, devolviéndole el beso. A pesar de todo, era feliz de tener a Dal allí, a su lado.

El cansancio fue haciendo efecto mientras esperaba la respuesta a su pregunta. Había cerrado los ojos para descansar mientras esperaba, y si bien había intentado hacer algo más cuando escuchó lo que dijo, no pudo más que sonreír y abrazarla un poco más contra él.

-

Se puso de pie al ver la escena, manteniéndose abstraído unos minutos, para volver a la realidad al oír a XIII. Lo que menos le interesaba era tener que tocar a II de nuevo. Negó con la cabeza, dedicándole una mirada de completa repulsión a II, paraluego salir del cuarto y encerrarse en el baño. Se sentó en el suelo, abrazando sus piernas contra sí, sin poder quitarse de la mente los recuerdos de todas las veces que II había comenzado a abusar de él, para luego convertirlo en rutina. Sintió asco de sí mismo. Se puso de pie, vestido como estaba y con la peluca, para colocarse bajo la ducha y abrirla. El agua era helada, y le hacía sentir que se congelaría, pero le abstraía de pensar.

Sonrió al no escuchar su respuesta. Quizás mañana se olvidaría de todo y las cosas volverían a la normalidad, aunque aquella punzada en su pecho le decía que odiaría si eso pasara.
Al final del día, quizás ella realmente sólo era una chica.

(Al día siguiente)

Se había quedado dormida, todavía abrazada a Fuds. Al despertar, los recuerdos de la noche la azotaron, y su corazón comenzó a palpitar alocado. ¿Eso realmente había pasado?
Deshizo el abrazo, aprovechando el sueño pesado de Fuds para salir de la cama, sin importarle su desnudez. Fue hasta el baño, mojando su rostro y su cabello, observándose. Tenía ligeras mordidas en su cuello y, honestamente, le encantaban. Pero su sonrisa se desvaneció cuando pensó en qué debería hacer ahora. ¿Cómo comportarse? Volvió a mojar su rostro, intentando aclarar sus ideas.

-

La rabia era desorbitante, el dolor impulsaba cada una de sus acciones y aún así, su rostro se mantenía indescifrable. No le dejaría el gusto de ver cuánta tristeza le había ocasionado ese ser que antes solía llamar "amigo".
No duró mucho, pero fue suficiente para que Xap dejase salir todos los sentimientos acumulados por años. Cuando ya quedaba claro que estaba golpeando a una bolsa de carne más que un humano, se permitió llorar. Lloró mientras envolvía al cuerpo con una sabana para ahorrarle el trabajo a Eve, y seguía llorando silenciosamente cuando entró en el baño, sin molestarse a tocar. Se sentó a un lado de la ducha, de tal forma que si llegaba a estar desnuda, no la vería. Sus ojos solo veían sus manos, llenas de sangre y cabellos. Estaba... calmado. Por fin podía dejar que su cabeza descanse.

Xap: Gracias. Lamento que hayas tenido que soportar a ese tarado.

Se despertó porque sentía que algo faltaba en la cama. Entreabrió los ojos cansadamente, palpando el lugar donde antes había estado Xir, pensando. ¿Había sido un error? ¿Cómo debería actuar? Se sentó en la cama, colocándose su ropa interior, para luego avanzar hacia el baño, sacudiendo su cabello.
Se detuvo al ver a Xir, completamente desnuda, sintiendose levemente excitado. No podía quitar sus ojos cafés de ella.

Fuds: Buenos días

-

Le había oído entrar y sin embargo no había cambiado su posición. Pero al oírlo hablar, pudo notar que claramente estaba llorando. Cerró la llave del agua, saliendo, para quedar de pie frente a él. Lo miró unos segundos, para luego dejarse caer de rodillas y abrazarlo.
Eran simplemente dos seres rotos que obtenian algo de paz.

Lo observó unos segundos, aún levemente agachada sobre el agua, bajando rápidamente la mirada luego. ¿Y a ella desde cuando le costaba mantener los ojos en los de alguien más? ¡Era una pirata! Había saqueado barcos, bailado semi-desnuda en una fogata, y nunca, nunca bajaba la mirada.
Se incorporó, sin importarle su estado, caminando hasta él. Se alzó lo suficiente para darle un beso en la comisura del labio, sonriendole luego.

Xirh: Buenos días~ ¿quieres desayunar?

-

Abrió los ojos levemente, sorprendido por el abrazo, sin poder recordar la última vez que había recibido uno. Rodeó con sus brazos a Eve, sin importarle si su vestido quedaba manchado de sangre. Estaba helada pero no le importaba.

Xap: Perdón.

Pedía perdón a todos. A su compañera por dejarla morir, a Eve por haberla hecho pasar por ese momento asqueroso, a II, por permitir que se convierta en alguien tan despreciable, y a él mismo por nunca darse la paz que ahora sentía que por fin merecía.

Era obvio que algo había cambiado en Xir. Por momentos estaba mucho más dubitativa de lo usual, y por otros, mucho más asertiva. La detuvo, mirándola unos segundos. Quizás se arrepentía, quizás...

Fuds: ¿Estás arrepentida de anoche?

-

Dejó salir una risa, separándose de XIII para limpiarse las lágrimas de los ojos. No era su culpa, no era de nadie más que de II y de sí mismo por no haber ofrecido mayor resistencia. Pero esa pesadilla había terminado, ahora era libre.
Suspiró, mirando al suelo, intentando no pensar la forma vergonzosa en que estaba delante de él, intentando pensar simplemente en el plan.

Eve: ¿Quién falta ahora?

-

[Beivan]

Comenzó a guardar sus útiles en la mochila, sin prestar atención a su alrededor. Kui hacía tiempo le ignoraba en clases, sobretodo luego del nuevo dominante que había mostrado un cierto interés. Lo único que hacía era darle sus ordenes del día, y su recompensa cuando era necesario. Le hacía sentir algo abandonado.
Y su "novio"... Suspiró, cerrando la mochila, para colgarla en su hombro.

Estaba confundida, y nuevamente consciente que no traía ropa. De acuerdo, quizás estaba vulnerable, experimentando cosas que no había sentido antes e intentando darles lugar dentro de su cerebro, pero cómo podía pensar aquello.

Xirh: Claro que no.

¿Pero qué si el estaba preguntando por él mismo?

Xirh: ¿Acaso tu lo haces?

-

Le sonrió levemente, tomandola por la muñeca y obligandola a que se siente a su lado. Le quitó con cuidado la peluca, logrando que se vea su verdadero cabello, dejándolo caer suelto.

Xap: Así esta mejor. En cuánto a tu pregunta, supongo que debería decir que los mismos lideres, pero eso ya es una locura hasta para mí.

No duraría un segundo frente a ellos. De querer hacerlo, no solo debería pedirle la ayuda a Eve, sino también a Kui, Xer, y quizás hasta Ek. No, no podría hacer eso.

-

Wands había aprendido que una excelente forma de saltearse las clases que le aburrían, era decir que tenía práctica de arquería. A veces se preguntaba dónde había quedado aquella niña seguidora de las reglas. Luego recordaba la escena de ella encerrada en el baño con Beivan, y Kui obligandola a... Hizo una mueca, recordando. Sí, allí había quedado.
Supiró contra la pared. Su "novio" debería salir ya.

Fuds: No, pero... parecieras que tú si

No podía evitar pensar que quizás había hecho algo mal, algo fuera de lugar. Le acarició el cabello y luego el rostro, para finalmente sonreír. ¿Cómo no se había dado cuenta antes de cómo eran las cosas?

-

Bajó la mirada, sonrojándose mientras le quitaba la peluca. No estaba acostumbrado a ese trato, era completamente anormal que fueran así con él. Después de todo, era una "anomalía", o eso decía II. Sólo podía excitar a la gente o darle asco.
Sonrió levemente, ignorando su propia mente. Era XIII, había sido su mentor, era claro que hacía cosas así por cortesía.

Eve: Quizás algún día se presente la oportunidad... Lo importante es si ya te sientes más aliviado

-

[¡La cinturonga! (?)]

Si bien estaba acostumbrado a los juguetes, no lograba acostumbrarse al hecho de usarlos en la escuela. Caminaba con lentitud y cuidado, intentando pasar desapercibido. Vio a Wands y elevó su mano como saludo, comenzando a acercarse.

Bei: Disculpa que demorara... Te saltaste las clases de nuevo

Cerró los ojos, dejandose acariciar, para finalmente observarlo desde donde estaba parada. ¿Qué significaba su sonrisa? suspiró, rindiendose ante ella misma.

Xirh: Jamás me arrepentiré de eso. Pero no, no sé qué significó para tí.

Al principio estaba segura que ella solo había buscado saciar un deseo, pero con cada minuto que pasaba, se daba cuenta que había algo más profundo que una simple excitación.
Colocó un mechón de su cabello detrás de la oreja, abranzandose luego. El lado femenino que siempre había reprimido ahora estaba saliendo a la superficie.

-

Asintió, cerrando los ojos y apoyando la cabeza contra la pared. Agradecía el frío de esta, le ayudaba a calmarse, a poder observar la realidad con nuevos ojos. Sí, ahora se había quitado un peso de encima. Daba igual quién había dado la órden, el causante ahora estaba muerto. Lo que le recordaba...

Xap: Eve, si no hacemos algo respecto a II, se darán cuenta que tuviste algo que ver.

Un leve rastro de miedo pasó por sus ojos. No, no perdería a más personas por culpa de él. Prefería tocar timbre en la agencia y entregarse que seguir dejando que ese idiota cobrase víctimas.

-

Sonrió, observando su caminata. Beivan jamás cambiaría, nunca dejaría de ser una mascota. Y, por alguna razón, le agradaba ese pensamiento. Era fiel a lo que era, feliz siendo así, como ella pretendiendo ser su hermano muerto. Vaya novios.
Se acercó a él, susurrandole.

Wands: ¿Qué te ha hecho usar ahora?

Lo tomó de la mano, encogiendose de hombros.

Wands: Me aburre geografía, no necesito saber los kilómetros de un río.

Fuds: Seré sincero...

Aunque pensaba que quizás no sería la mejor decisión, no quería mentirle a Xir. Ni crearle falsas expectativas ni que comprendiera otra cosa. Volvió a acariciarle el rostro con cariño.

Fuds: Aún no lo sé...

-

Eve: Sinceramente no me interesa... pensaba dejar la agencia de todos modos

Y esa sería la mejor oportunidad que tenía. Y no pensaba desaprovecharla. Le sonrió de todos modos, alegre de que se preocupara por él.

Eve: ¿A donde piensas ir ahora?

-

Le dio la mano, sonriente. Wands era bastante particular para ser una chica.

Bei: Una especie de vibrador a distancia...

La miró, sin quitar la sonrisa de su rostro.

Bei: ¿Qué hiciste al irte de clases?

Se alzó en puntas para besarle la nariz, sonriendole sinceramente. Tampoco ella podía apuntar el dedo, ponerle nombre a lo que sentía, aunque tenía una idea más clara que él. Bajó la mirada unos segundos, ¿cuándo había cambiado ella? volviendola a subir luego.

Xirh: No te preocupes por ello. Al menos sé que lo disfrutaste.

Giró la cabeza, entontrando la remera de Fuds, allí dónde se la había quitado anoche. Se la colocó, agradeciendo que fuese algo más alto que ella, volviendo a quedar frente a él. No perdería la amistad por algo tan trivial como lo que sucedía dentro suyo.

Xirh: Sigues siendo él de siempre, el mismo perrito dulce pero peleador. Tampoco me molestaré si traes mujeres a la casa. Así que solo relájate.

-

Xap: ¿Dejar la agencia? Irán tras de tí sin dudarlo, tendrás que desaparecer completamente, sabes demasiado y buscarán eliminarte de cualquier forma. Usarán a todos los que conoces para conseguirlo. ¿Eve, realmente quieres hacerlo?

Si su respuesta era afirmativa, entonces no podría dejarla sola. Cuando el se fue, no creía que iba a ser difícil, y varias personas, amables que le ofrecieron su casa, terminaron muertas, por su culpa. Estuvo un año entero hasta que le dieran algo de paz.

-

Sus ojos se iluminaron levemente. No podía mostrarle a nadie, pero Beivan sabía que podía mantener un secreto. Caminó rapidamente hacia los límites del colegio, sin soltar su mano en ningún momento. Quizás le sería dificil el paso con un vibrador dentro, pero no le importaba. O mejor dicho, le daba gracia.
Llegó hasta el perímetro, rebuscando entre los arbustos el agujero que daba al bosque y se fue por el, hasta unos metros donde había un árbol con marcas rojas y una flecha en el centro de cada una.

Wands: No me dejan practicar realmente en arquería, son demasiado lentos. Así que vengo aquí a tirar.

No dijo nada, observando a Xir vestirse con su remera. No entendía nada de la situación. Había pensado que era para quitarse el deseo, pero luego parecía una confesión, y ahora... como si fuera lo más banal del universo.
Se rascó la nuca, caminando hacia la cocina, donde comenzó a preparar algo de café. No diría nada, no era su lugar. Dejaría que las cosas fluyeran.

-

Eve: No tengo realmente a nadie, XIII. Mis dos mejores amigos son asesinos... cuando sepan a cómo va la cosa, estoy segura de que podrán cuidarse por sí mismos

Le sonrió de la forma más sincera que había logrado en años. Quizás todavía era un niño, creyendo cuentos de hadas y finales felices. Pero era lo único que deseaba: ser libre de esa maldita organización. Matar gente estaba bien, pero hacerlo desde que eres niño...
Se miró a sí mismo, y luego a la peluca que XIII le había quitado, sin poder evitar reirse. Por lo menos era quien quería ser, se vestía como quería y si le tocaba morir, lo haría con gusto.

Eve: Nos crían para no sentir miedo a morir. Creeme que morir, en este momento, es lo que menos me importa.

-

Observó asombrado el blanco, para luego acercarse lentamente para ver más de cerca. Era una clara diferencia desde donde Wands lo había llevado hasta donde estaban alojadas las flechas, suponiendo que desde allí había disparado. Sacó uno de los proyectiles, analizándolo entre sus manos, para luego mirar a Wands sonriendo.

Bei: Tienes muy buena puntería... "Lince"

Recogió el resto de su ropa, caminando hacia su propio cuarto. Al menos hoy tenía una excusa para salir de su casa, y... evitar la incómoda situación.

Xirh: Recuerda que debo ir a trabajar hoy.

Había conseguido un sencillo trabajo de mesera en uno de los bares cercanos. La gente que concurría allí era algo menos peligrosa, gente que al menos procuraba bañarse. Y al ser mujer, las propinas eran mejor.

Se cambió con rapidez, quedandose con la remera de Fuds en las manos, para luego arrojarla sobre su cama. Si la quería devuelta, podría encontrarla. Se hechó un último vistazo, terminando por recoger su cabello en una coleta, se veían tanto sus cicatrices como las diminutas marcas en su cuello.

-

Xap: Disculpa, pero no puedo permitirlo. No dejaré que II siga causando desastres, incluso muerto.

Y realmente, dudaba de que incluso ellos pudiesen contra toda una agencia. Suspiró, observándo sus manos con sangre ya seca. Se incorporó, lavandolas frenéticamente, queriendo deshacerse de ella.

Xap: Cuando dije eliminar no me refería a simplemente matarte. No van a pegarte un tiro y enterrar tu cadaver. Sí mataran a quien te ayude, pero a ti... te encerrarán, te torturarán, y aunque a ti no te importe, a mi sí.

-

Se sonrojó debilmente, bajando la mirada. Se suponía que fuese buena para cumplir su promesa, pero jamás nadie le decía eso. Se rascó la nuca, con cuidado de no mover su peluca, para luego suspirar.

Wands: Gracias... sabes, estaba pensando en cortarme el pelo. La peluca ya me resulta molesta.

Eve: XIII, ¿piensas que no me han torturado lo suficiente como para corroborar que cumpla sus reglas y sea leal? No me importa si me torturan... y no buscaré ayuda... he estado bien por mi cuenta desde siempre.

Aunque nunca había sido por elección propia, como ahora. Debería alejarse por completo de Xer y Kui, pero era algo que los tres habían tenido presentes desde siempre. Ese era el problema de una doble vida.

Eve: Deberías preocuparte por tí, no por mí. No soy más que otro agente... -transvestido, completó para sus adentros, pero no sería capaz de decirlo en voz alta.

-

Bei: Pensé que te gustaba tu cabello largo... nunca habías dicho de cortarlo

La sola idea de imaginarla con su propio cabello le alegró. Sería un problema menos, una preocupación menos que Wands tendría a la hora de relacionarse con otros.
Se acercó con sumo cuidado nuevamente, para ponerse en puntas de pie y besarle la mejilla.

Bei: Lo que decidas, está bien por mí

Se despidió de él con un beso en la mejilla y un "buen día". Sí, su vida había cambiado, ya no era el barco, y ahora su amistad había dado un giro. Pero, no podía negar que era feliz.

-

Xap: Ya he vivido la vida de desertor todo este tiempo, sé como esconderme, y que cosas evitar.

Era dificil tratar con Eve. No la culpaba, él era igual de desconfiado. Cualquier agente, y más uno proximo a dejar de serlo debía cuidarse todo el tiempo, incluso de recibir ayuda.

Xap: Puede que hayas estado por tu cuenta, pero eso no tiene por qué ser tu vida. Si no quieres ayuda no te obligaré, ya te he dicho que no pienso decirte qué hacer. Supongo que si me necesitas, sabrás como encontrarme.

-

Por alguna razón, oír eso le alegró. No quería disgustarlo, a pesar de que quizás su relación fuese ficción, le importaba que Beivan no la encontrase "desagradable".

Wands: Quería cambiar de estilo. Además, sería menos riesgoso. ¿no crees?

[Hago que pasen unas horas]

Había ido a las peleas nuevamente, a participar. Había tenido un día productivo solo mirando y siendo pagado por ello. Y ahora había decidido buscar a alguna chica linda para pasar el rato. Dos cosas que estaba seguro no eran difíciles de encontrar: peleas y chicas.
La había llevado a la casa, tomando al pie de la letra lo que Xir había dicho. Y dado que debería estar trabajando, lo que menos se había preocupado era por no tirar las ropas por todos lados o ser tan escandalosos. Sentía que se lo merecía. Sentía que se estaba vengado.

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Eve: XIII, ¿por qué quieres ayudarme?

Lo miró desde el suelo, sentado sobre sus piernas, con las manos apoyadas en la fría loza bajo sí. No quitó su mirada de él, buscando una respuesta sincera aunque fuera de su cuerpo.

Eve: Recuerdo bien con el asco con el que me viste la primera vez. El mismo asco con el que me ven todos. Y ahora estoy aquí, así, y quieres ayudarme -chasqueó la lengua, para luego morderse el labio-. Sabes, si es porque acabo de ayudarte, fue simbiótico. No me debes nada...

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Bei: Creo que te sería más cómodo...

Colocó la mano estratégicamente en su cuello, rozando el nacimiento de su verdadero cabello. Se sentía sudado, pero suave.

Bei: Si vamos a mi casa, puedo cortarlo por tí

Xirh: Gracias por acompañarme, no era necesario.

Su jefe la había mandado por un recado cerca de su hogar, y su compañero de barra había insistido en ir con ella. No le molestaba, era agradable la compañía y el tener un hombre a su lado hacia que recolectar dineros de apuesta sea más sencillo. Evitaba tener que romper narices, la presencia de su acompañante intimidaba.
Lo observó de reojo, traía brocegos, unos pantalones de camuflaje y una musculosa negra que debaja ver el trabajo de ejercicio. No hablaba mucho pero era amable a pesar de que se quejaba por el calor bastante seguido.
Aprovechando la hora del almuerzo, le había dicho que fuesen a su casa, por la cercanía de esta. Al entrar, se dio cuenta de lo mala de su idea. Sostenes, ropa interior, remeras, y... juraba que estaba escuchando gemidos.

Sin: Asumo que no vives sola, pero... ¿esto suele pasar?

Estaba muerta de vergüenza, así que se limitó a negar rotundamente con la cabeza. Al menos antes siempre se limitaba a su habitación.

(http://www.neopets.com/petlookup.phtml?pet=Siniliilia)

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Xap: Para alguien que se dedica a seducir hombres, te falta comprenderlos.

Se sentó en la otra punta del baño, devolviendole la mirada con calma. Sabía que le dolía en el orgullo que no se babosease como tantos otros pero ¿de ahí a que dijese asco?

Xap: Nunca te miré con asco, intentaba comprenderte. te recuerdo que te vi cuando Ek estaba a punto de morir y no sabía si estabas de nuestro lado o si era un juego. Y no, tampoco quiero ayudarte porque me ayudaste. -Suspiró, tomandose unos segundos para elegir las palabras adecuadas- Me recuerdas a mí, ¿de acuerdo? cuando yo abandoné la agencia. No me avergüenzo de decir que me hubiese gustado tener a alguien que me explique los básicos, que me ayude a cuidarme las espaldas, alguien con quien pudiese compartir las guardias para poder dormir un par de horas. Pero si tanto te molesta, dejaré de intentarlo.

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Asintió emocionada. Sí, la peluca era una tortura, demasiado calurosa, y picaba. Se acercó, besandolo en la mejilla y luego de unos segundos, también en los labios.

Wands: Gracias, novio.