One more time (8)

Se dejó vestir algo confundida con la delicadeza con la que la trataba. ¿Era el mismo demonio que hace un rato la había aplastado contra el suelo?
Le sonrió al oírlo y le despeinó el cabello.

Conn: Deja de torturarte, me advertiste. Debería haberte tomado más en serio. Lamento haberte provocado.

-

Una vida sin ser juzgado... sonaba alentador, pero eso significaría perder su condición. Perder aquello que lo hacía quien era. ¿Podría vivir como alguien... normal? Se sentó, besandola en los labios suavemente, comenzando a sonreír.

Len: Pero Yure sería más fuerte que yo entonces...

-

Xer: ¿No entiendes que esto no es tu culpa? ¿Que yo pienso en ello y aún así, aquí estoy?

Caminó hacia él, gruñendo por lo bajo. Estaba cansada de estas situaciones en las cuales su sentido común pensaba que tenía razón, y sus sentimientos por él le restaban importancia a sus palabras, creando una batalla dentro de ella. ¿Qué se suponía que hiciera?

Xer: Eek, si sabías esto desde un principio, ¿por qué buscaste una relación conmigo?

Frunció levemente el ceño. Aún si ella alegaba tener culpa, sentía que la mayor parte era suya. Podría haber puesto un poco más de énfasis en controlarse, un poco más de autocontrol. Si hubiese sido Dal en lugar de Conn... Sonrió ante la idea. Len nunca dejaría que eso sucediera.

Yure: De todos modos me siento culpable...

Terminó de vestirla con cuidado, para sonreir al ver cómo le quedaba la ropa. Parecía que su yo anterior compartía el mismo talle que ella.

-

Se sonrojó al sentir el beso, para luego llevar las manos a su cabello y acariciarlo. La yema de sus dedos fue recorriendo camino hasta llegar a los cuernos de Len, acariciandolos.

Dal: No creo que ser más o menos fuerte que Yure sea importante...

Despues de todo, estaba segura de que Yure desearía tambien ser humano. Aunque no entendía bien los motivos.
Suspiró, acercándose para besar con cuidado la mejilla de Len.

Dal: Quisiera que seas completamente feliz, es todo...

-

Se cubrió el rostro con las manos. No quería llorar, pero sentía que terminaría haciéndolo.

Eek: Me gustabas, Xer... me acerqué a tí porque me gustabas... y terminé amándote, terminé siendo egoísta...

Gruñó, sintiendo las lágrimas salir sin control de sus ojos. Sabía que lo mejor sería que Xer fuese libre y eligiese a alguien realmente a su altura para compartir la vida. Pero... dolía. Hacer lo correcto dolía.
Intentó calmarse, limpiándose los ojos con el dorso de la mano.

Eek: Deberías... pensar realmente en esto, Xer... Siento que lo tomas a la ligera...

Se levantó, comprobando la ropa. Le quedaba... bueno, bien. Y olía a Yure, así que no era de una mujer. Dio un par de saltos, comprobando la tela y decidiendo que ear buena para saltar y correr por allí, lo cual hacía bastante seguido.

Conn: ¿Cómo es que me entra tu ropa?

-

Len: Y yo quisiera que recuperases la vista Dal. ¿Crees que alguien puede ser completamente feliz?

Atrajo a Dal a su pecho, acariciando su suave piel con los dedos. Nada le garantizaba que, aún de conseguir ser humano, sería feliz.

-

Suspiró, sentándose al lado de Eek y rodeandolo con su brazo, empujando ligeramente para que cayese en su hombro. Con la mano libre le acarició el cabello, pensando.
No quería perderlo.
Sabía que él no podría acompañarla en su vida, no en ciertos aspectos al menos. ¿Qué pasaría cuando ella muriese? ¿O Nyelo? Ser un no-muerto cuando todo el resto estaba vivo debía ser una vida difícil.

Xer: No me lo tomo a la liera Eek. Es solo que sé que tienes razón, pero no puedo alejarme de tí.

La vio saltar y moverse a través del cuarto y no pudo evitar hacer otra cosa más que dejar salir una risa leve (N/A: No sé por qué se me vino la risa de Haru de Free! a la cabeza: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

Yure: Bueno, antes era más chico de tamaño.. Pese a ser un demonio, sigue creciendo, comiendo y viviendo igual que cualquier otro ser

Se sentó en la cama, pensativo. Sólo que él era un ser que, sin saber exactamente el motivo, terminaba siendo odiado. Siempre. Suspiró, para luego fingir una enorme sonrisa hacia Conn.

Yure: Son cómodas, ¿no? Te las regalo

-

Se dejó acariciar en silencio, por unos segundos. La diferencia entre su condición y la de Len era que a ella no se le privaban de cosas por no poseer el sentido de la vista, ya que podía disfrutarlo con sus otros sentidos. Pero Len... debía vivir en las sombras para no ser juzgado ni odiado... mucho menos atacado.

Dal: Sabes qué... aún si recuperara la vista, preferiría perderla por tí, ¿no?

Sonrió levemente, sonrojándose.

-

Al sentirse sobre el hombro de Xer, con las caricias en un intento de calmarlo, no pudo hacer más que explotar en llanto. ¿Por qué le tocaba vivir así, por qué no podía ser todo realmente bueno, como quería? ¿Por qué era todo tan injusto?
Al cabo de unos minutos se calmó. Xer le odiaría, estaba seguro, pero... era la mejor solución que venia a su cabeza. Y a la larga, ella lo aceptaría y disfrutaría, se olvidaría de todo. Sonrió con cierta tristeza, bajando la mirada.

Eek: Seamos amigos, Xer... -se limpió las lágrimas- Será lo mejor...

(de dónde es eso??)

Le sacó la lengua al oírlo reír, retrocediendo al ver que pretendía acomodarle la ropa. Se cruzó de brazos, ocultando sin éxito una sonrisa.

Conn: Me gustan así.

-

Se sonrojó enormemente, sientiendo la temperatura de su cuerpo aumentar por el rojo de su rostro. Sonrió, abrazandola con fuerzas, sin querer dejarla ir. Nunca. Demonio o no.

Len: Dal, te fijaste en mí siendo demonio. Me amas incluso. No me interesa ser humano, demonio o una babosa, siempre que te tenga a ti.

-

Lo había abrazado, sintiendo su propia tristeza recorrerla. Salvo que cuando Eek habló, un balde de agua fria le cayó sobre la cabeza, dejándola inmovil.
¿Sólo amigos?
La rabia se expandía, como una defensa ante el dolor que iba apareciendo. No lo dejaría.
Se arrojó sobre él, inmovilizandole las muñecas con sus manos, juntando sus labios en un beso suave y tierno. Cuando se separó, sus ojos brillaban por lagrimas que contenía.

Xer: Dilo de vuelta y me iré.

(N/A: El anime se llama "Free!", no lo veo, vi el video por casualidad en Tumblr xD)

Le sonrió ampliamente. Por lo menos había podido remediar parte del problema, aunque la culpa de casi violarla persistía. Desvió la vista unos segundos, pensando, sin llegar a nada. Volvió la mirada a ella.

Yure: Quiero... remediar lo que hice. Así que... dime qué hacer

-

Se sorprendió un poco al sentir el abrazo repentino, para luego sonreír. Podía sentir la temperatura corporal de Len aumentar. ¿Se habría sonrojado? Dejó salir una risita armónica.

Dal: Te amaré siempre, ¿sabes?

-

Se sorprendió un poco al verse atrapado bajo Xer, pero no quería luchar por salir. No tenía fuerzas para nada. Estaba haciendo algo que creía correcto, pero que era tan difícil para él... que sentía que estaba muriendo. Y ese beso repentino le quitó lo que le quedaba de alma.
Se mordió el labio al verle los ojos repletos de lágrimas. ¿Por qué pasaba esto? Incluso el hacer las cosas correctas le arruinaba la vida. Tragó sus lágrimas, intentando calmarse. Debía hacerlo... debía... por ella. Debía ser fuerte y hacerlo.

Eek: Seamos... sólo amigos, Xer... -cerró los ojos, gruñendo, para separarse repentinamente de ella. Se acomodó la ropa tan rápido como pudo, para luego murmurar un leve "lo siento, en verdad lo siento" y huir por la puerta.

(Oh xDD Tumblr, nuestro gran amigo)

Revoleó los ojos, sin poder creer que estaba lidiando con un demonio sentimental y culposo. No le había hecho nada, ¿por qué se sentía tan mal? O quizás ella estaba demasiado acostumbrada a tratos no cordiales. De cualquier manera, no le importaba.

Conn: Te diré que hacer, deja de sentirte como la peor escoria y salgamos de aquí antes de que Dal se de una idea equivocada.

-

Asintió, besandole la cabeza. Lo sabía. Y le daba paz. ¿Quién necesitaba ser humano?

Len: Y yo a ti.

-

Perdió la compostura que le quedaba cuando lo vio irse por la puerta, aferrandose al colchón para no ir tras él. Era lo mejor.. ¿No? Comenzó a derramar lágrimas silenciosas, quedandose quieta. ¿Por qué a ella? ¿Por qué cuando encontraba felicidad se le terminaba arrebatando?
Quería gritar y chillar, buscarlo y golpearlo hasta que cambiase de opinión. Pero sabía que lo estaba haciendo por ella... y eso la enfurecía más. Clavó las uñas en las sábanas, intentando detener las lágrimas, sabiendo que no podría.

¿Idea equivocada? Quiso reír, pero se controló. En realidad Dal se haría la idea correcta, sólo que ninguno de los dos realmente quería verse en esa situación. De todas formas...

Yure: Dal no está, salió con Len -sonrió, para luego comenzar a acomodar su propia ropa del todo-. Pero podemos ir donde quieras

-

Dejó salir una risita, para callarse al oír un aullido repentino. Sonaba a algo que sufría, pero... resultaba aterrador de todos modos. Se aferró a Len, pensando que lo mejor sería que ambos se fueran. La luna llena, despues de todo, no sólo afectaba a demonios.

-

Salió corriendo de la casa, para detenerse a medio camino de la suya. Respiraba agitado, perdido. Hacía tanto tiempo que no iba a su casa, que... le era extraño incluso seguir el camino. Se sentó en el suelo, intentando calmarse. Era lo mejor, ¿no? Para ella, porque debía ser feliz y avanzar en la vida... algo que no podría hacer con él nunca. Se abrazó a sí mismo gruñendo, odiándose.

(N/A: Estoy pensando a quien meter xd)

Conn: Nunca estuve por estos lares... ¿Qué hay de interesante?

¿Cómo habían terminado así? Parecía que nada hubiese pasado y fuesen dos amigos hablando como si nada. No le molestaba, pero era definitivamente extraño.

-

Len: ¿Eso es lo que creo que es?

Había alzado la cabeza ante el aullido. Siempre había escuchado leyendas y rumores, pero nunca había visto a uno. Creía que existían, porque después de todo, el también era rumores y leyendas.

-

El único sonido en la casa era el de ella arrojando los cuchillos contra su pared. Las dagas clavadas con tanta furia mientras ella seguía su silencioso llanto. Era un torbellino de emociones dentro suyo y lo único que podía hacer era desquitarse con su pared.
No debo ir a buscarlo, no debo ir a buscarlo.
Con cada repetición, un nuevo agujero aparecía.

Yure: Demonios, fantasmas, personas poseídas... No sé qué es lo que realmente esperas del bosque encantado -dejó salir una risa, pero luego mirarla en silencio unos segundos-. Diría de ir al pueblo, pero... no soy bienvenido

Nunca lo fue. Nunca lo sería.

-

Tembló, ciertamente aterrada. No quería saber si era algo real o no, le gustaba la idea de que fuera solo mitos y leyendas. Un nuevo aullido, más cercano, hizo que se tensara y sintiera deseos de llorar.

Dal: Len... tengo miedo...


-

(N/A: Ya me decidí, meto a dos xD)

Las ganas de llorar eran enormes. No quería verse con nadie, no quería hablar con nadie, ni siquiera respirar le era interesante... aunque no le hiciera falta. Se rió con sacasmo; era gracioso ¿no? Querer morir y no ser capaz.
Escondió el rostro en sus rodillas, oyendo ruido cerca. Quizás no lo verían, quizás podría sufrir tranquilo, quizás...

Nyelo: ¿Eek? ¿Eres tú?

... o quizás no.

*

Recién había llegado a su casa. Nour no estaba, Lew no estaba, Thor no estaba. Eek parecía que tampoco. Y podía asegurar que ese ruido era su hermana. Suspiró, a medida que comenzaba a subir las escaleras. Quizás se habían peleado, como tantas otras veces.
Llegó a la puerta del cuarto, golpeando, para pasar sin esperar respuesta.

Kui: Las paredes se derrumbarán un día y-- ¿Qué sucede?

Se quedó inmóvil al verla llorando en silencio. Xer casi nunca lloraba... no así. Algo no estaba bien.

Lo observó unos instantes, notando su expresión, su dolor en la mirada. Debía ser duro ser temido y odiado. Le sonrió, tomando su mano.

Conn: No tenemos que ir al pueblo, dudo que haya algo interesante por ahí.

-

Clavó la vista en donde venía el sonido y le acarició el cabello a Dal para tranquilizarla. La alzó entre sus brazos, comenzando a caminar hacia la casa, siempre atento a los alrededores.

Len: No te preocupes Dal, estoy aquí, no dejaré que nada te lastime.

-

Le gruñó a su hermano, clavando en él su mirada llena de odio. Tensó su brazo en el momento en el cual pensaba arrojar la daga que tenía en la mano, permitiendose un momento para pensar y desvíar el tiro hacia la derecha, para que en lugar de darle a Kui se clavase en la pared.

Xer: Sal.

Yure: Decide tú, estaré bien con lo que sea

Se había sonrojado levemente al sentir que le tomaba de la mano, más que nada por la sorpresa. No tenía demasiado contacto con nadie, más allá de Dal y Len.
Desvió la mirada, sin saber bien qué hacer.

-

Se sonrojó al ser alzada, pero estaba consciente de que Len lo hacía por su bien, y eso le ayudaba a relajarse. Estaría bien, Len la cuidaría, ¿no?
Un aullido aún más cercano la tomó por sorpresa, haciendo que se abrazase con fuerzas al cuello de Len.

-

Gruñó, frunciendo el seño.

Kui: No me iré. ¿Qué sucede?

Entró al cuarto, sabiendo lo peligroso que podía llegar a ser, pero tampoco le interesaba. Podía herirlo si quería, o tratar de matarlo, pero él se defendería y la ayudaría. ¡Era su hermana despues de todo!
Se abrazó a ella, suspirando, mientras le acariciaba el cabello. Queria calmarla, acunarla, tratarla tan maternalmente como le fuese posible.

*

Se detuvo frente a la enorme mansión que ya había visitado varias veces. Se preguntó por decimo tercera vez por qué estaba allí, por que debía ser él quien viese el estado actual de Xer, en lugar de Eek.
Suspiró, mirando hacia atrás. Esperaba que pudiese calmarse y pensar claramente.

Nyelo: Ya debe estar llegando a mi casa seguramente...

Volvió a suspirar, avanzando, para golpear la puerta finalmente, con cierta duda.

Asintió al momento de incorporarse y abrir la puerta con la llave. Podría ir a caminar y conocer el lugar. Se sentía segura, a pesar de ser el bosque encantado.

Conn: De acuerdo, espero que sepas ubicarte.

Salió por la puerta, empezando a caminar por cualquier lugar, sin seguir ningún sendero en particular.

-

Evitó gruñir ni hacer ningún comentario. No quería asustar más a Dal, pero sí aceleró un poco el paso. Debía cuidar de ella, y lo haría.

Len: ¿Qué se siente ser una princesa?

-

Xer: ¡Sueltame!

Chilló y se soltó del agarre de Kui, saliendo de su cuarto a toda velocidad, no sin antes agarrar dos de sus dagas clavadas. Corrió hacia la sala, oyendo los golpes pero sin importarle quién era. No quería ver a nadie. No quería hablar con nadie. No quería afecto ni caricias. Siguió hasta la habitación de sus padres, azotando la puerta detrás de ella. Sabía que era él único lugar tan frío capaz de calmarla.

Salió detrás de ella, caminando con parsimonia, mientras estiraba sus alas. Tenerlas cerradas todo el tiempo era extenuante a cierto punto, y sentir que se bañaban con la luz de la luna en cambio... era hasta excitante.
Miró a Conn, atento. Quería conocer el lugar seguramente, pero... ¿sería el momento indicado?

Yure: Ten cuidado, es luna llena...

-

Dejó salir una risita temblorosa. Una princesa, ciega, huyendo de lo que pensaba era un hombre lobo. Un ruido entre las ramas del suelo a su derecha la hicieron sobresaltar, asustada. Oyó un pequeño gruñido, bajo, como asustado, lo que hizo que se calmara un poco.

Dal: ¿Está... está ahí?

-

No sabía qué esperaba de Xer estando así. Seguramente luego se disculparía, pero... de todos modos, ¡vaya agradecimiento!
Suspiró, bajando las escaleras para oír finalmente los toquidos en la puerta. De pasada observó al cuarto de sus padres, donde seguramente estaba ella. Se preguntó a sí mismo por qué elegía ese lugar cuando se sentía mal, siendo que lo odiaba.
Abrió la puerta, para sorprenderse al ver al amigo de Eek. ¿Qué hacía ahí?

Kui: ¿Qué quieres?

Nyelo: *sobresaltado* Ehm... buscaba a Xer... ¿Está...?

No le dió tiempo a seguir la pregunta, señalándole el cuarto donde su hermana estaba encerrada. Quizás ese grandote puro músculo podría hacer algo por ella.
Nyelo agradeció, entrando a la casa con cierto cuidado, para luego detenerse delante de la puerta del cuarto. Respiró hondo, para luego tocar la puerta.

Conn: uhhh~ Si corro peligro solo dime y correré como el viento.

Le guiñó un ojo, caminando y dando saltitos cada tanto, disfrutando la vista. No había muchos árboles donde vivía, y era agradable dejar el olor a mar detrás, al menos por unas horas.

-

(Es para que use a meds o estás planenado algo vos? Lo dejo en stand by xD)

-

Estaba sentada contra una esquina, haciendo girar sus armas con las muñecas. El frío y la soledad, el miedo y la sensación de estar siendo juzgada por ellos la habían calmado. Al menos ya no lloraba y si bien su rabia seguía hirviendo ahora era a fuego lento. (Creo que estuve leyendo demasiadas recetas...)
Al oír el toquido en la puerta, suspiró. Su hermano solo quería ayudarla. Pero ella no quería ayuda.

Xer: Vete Kui.

Yure: Si corres peligro, creo que deberé rescatarte...

Bromeó, observándola. Lo cierto es que no creía que pudiese cuidarse sola, como le había dicho antes. Quizás si escapar, por poco tiempo, y de piratas que en su mayoría estaban alcoholizados y eso afectaba a sus acciones. Pero... de seres paranormales, lo dudaba.

-

(N/A: Era para que uses a Meds xD)

-

Nyelo: No soy Kui... -estaba algo nervioso, quería irse, pero... tambien le preocupaba ella.

Hacía demasiado no se veían. Desde que se habían confesado mutuamente, y habían decidido alejarse por ello. Por el bien de Eek, más que nada, y porque sabía que nunca ocuparía realmente un lugar importante en el corazón de Xer.

Nyelo: Voy a entrar, Xer

Lo dudó unos segundos, pero acabó por abrir la puerta, con cuidado. Esperaba que no le atacase, solamente eso.

Volvió a sacarle la lengua, bufando. No era una damisela en apuros que necesitaba ayuda. Aunque contra seres sobrenaturales no sabía que pensar. Quizás tener un demonio amigo ayudaría.

Conn: Ya veremos quien rescata a quien.

-

(Listo xDD)

Olía a humana y demonio. Olía a miedo y desafío. Caminó encorvado, sus dientes afilados esbozaban una mueca que hacía correr a todo aquel que lo viera, animal o persona.
No quería esto. No quería atacar. Pero ese impulso lo obligaba a avanzar, a encontrar la fuente del olor. Su parte humana gimoteó. Debería controlarse.

Len bajó a Dal de sus brazos, manteniendose frente a ella. No parecía que fuese a saltarle en sus cabezas, pero estaba allí, a un par de metros. Podía oler su aroma canino.

Len: Sí. Pero no parece dispuesto a atacar.

En respuesta recibió un grañido, dolorido.

-

Lo miró a los ojos al verlo entrar. Una mirada vacía y opaca, un rostro cubierto por el rastro de lagrimas. No se movió. No dejó de jugar con el filo de las cuchillas.

Xer: ¿Qué quieres?

Yure: Creo que actúas muy altanera, y sin sentido...

Observó a su alrededor, quizás demasiado atento. Nunca había salido en luna llena a pasear por el bosque, y sabía que Len y él no eran los mayores peligros rondando el lugar.
Suspiró, volviendo la mirada hacia ella, tratando de calmarse. Nada los atacaría, quería creer.

Yure: ¿No quieres a veces dejar que alguien te proteja? ¿O te da miedo confiar tanto en alguien?

-

Sentía olor a tierra y pudredumbre, junto con sangre. El miedo se aferró nuevamente a ella; las leyendas y mitos eran ciertas. Se preguntó si serían tan malos como siempre decían, pero... al oirlo gemir de dolor, simplemente no pudo controlarse a sí misma, a su forma de ser.
Se alejó un poco de Len, estirando su mano hacia el vacío, esperando un gesto compasivo por parte del sufrido.

Dal: No... no voy a hacerte daño, ¿sabes..? -sonrió levemente- Tampoco... voy a juzgarte... no puedo ver

-

Sintió una puntada en el pecho al verla en ese estado. No se la imaginaba así, y dado lo poco que Eek le había dicho sobre el tema, no pensó que sería tan grave.
Dudó si entrar, para finalmente hacerse de valor y cerrar la puerta tras de sí. Caminó firmemente hacia ella, arrodillándose frente a ella, para finalmente acariciar su rostro con la mano derecha, sin decir nada.

Saltó, aferrándose a una rama y colgando boca abajo con ayuda de sus piernas (Algo así [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] )
Altanera quizás, pero era capaz de hacerlo, confiaba en ella misma. Había crecido aprendiendo a cuidar de su persona, y tampoco había recibido mucha ayuda de nadie para pensar en que fuese útil.

Conn: Quizás necesito que vale la pena dejarme ayudar.

-

Len sintió sus músculos tensionarse al ver a Dal acercándose a esa criatura. ¿Por qué no le sorprendía? gruñó de exhasperación, aferrando su brazo con la fuerza suficiente para advertirle que era una locura.

Len: Dal, ¿qué -

Meds salió de su escondite, todavía manteniendo su postura encorvada y caminando lentamente. El demonio le atacaría, lo sabía. Y no podría controlar sus impulsos de hacerlo, ya de hecho mantener un pensamiento coherente le dolía. Pero esa muchacha estaba ignorando su miedo -y probablemente su sentido común- para mostrarle un gesto de compasión.

Meds: N...No... No te a-acerques.

-

Un gruñido gutural escapó de su garganta al tomar la muñeca de Nyelo y hacerlo girar para que terminase boca abajo, con su brazo detrás y ella sobre él. No quería su compasión.

Xer: ¿Qué quieres Nyelo?

(N/A: No puedo creerlo xDDDDD)

Al escucharla, fue como escucharse a sí mismo antes de conocer a Dal... y a Len, a causa mayor. Se preguntó a sí mismo por qué era tan difícil encontrar gente digna de confiar, porqué hacían que uno se sintiese obligado a depender de sí mismo y de nadie más.

Yure: Quizás... simplemente no encontraste aún quién valga la pena solamente...

-

Se sintió algo asustada al sentir el agarre repentino de Len. Sabía que era muy probable que simplemente fuera un gesto sobreprotector, pero... ¿y si en realidad quería atacarla y ella no percibía eso? Pero su cuerpo volvió a relajarse al sentirlo hablar.

Dal: D-Debe dolerte mucho, ¿n-no?

Giró el rostro unos segundos, sonriéndole a Len para calmarle, para luego sentarse con cuidado en el suelo. Algo le decía que todo estaría bien.

Dal: Hace mucho... me dijeron que era la misma hija de la Luna... -sonrió, con cierta pena- Si eso es cierto, prometo que el dolor pasará pronto...

-

Gruñó al verse en esa posición. A veces se olvidaba de que aún cuando parecía débil, Xer era una máquina de tortura. Intentó calmarse, no podía decirle la verdad.

Nyelo: No quiero nada, Xer...

Conn: Quizás.

Aferró la rama con sus brazos también y avanzó por esta hasta llegar al tronco, escalando unas más arriba. Lo observó desde su poca altura, sonriéndole.

Conn: Pero confiar en alguien también trae consecuencias.

Como la posibilidad de traición. ¿Estaba pasando demasiado tiempo con piratas?

-

¿Por qué le hablaba? ¿Por qué no se aterraba? Volvió a gimotear, arrodillandose en su lugar, observando sus garras, su peluda piel, todo aquello que lo volvía... un monstruo.
Clavó sus ojos amarillos en los rojos de Len, la compasión mostrándose en su rostro, la suplica.

Meds: N-no le hare... daño.

Y Len le creyó. No sabía por qué, pero veía en él lo mismo que había visto en Yure, y en él mismo, cuando recién había sido convertido.
Asintió por toda respuesta, apoyándose en el árbol más cercano.
Meds avanzó lentamente hacia ellos, atento a cualquier cosa que le hiciese perder el auto control.

-

No se sentía la dulce y agradable Xer, de hecho, estaba enterrada bajo muchas capas de dolor, enojo y necesidad de dejar de sentir. No era Xer. Era Xerafi, la asesina entrenada.
Retorció aún más el brazo de Nyelo, lo suficiente para causarle dolor.

Xer: No me mientas.

Yure: ¿Ser traicionado por ejemplo?

Sonrió; si, definitivamente se sentía igual que ella. Pero, ¿podían culparlos? No conocía la historia de Conn, pero sí la suya, y tenía motivos para no creer en nadie. Hasta que Len y Dal aparecieron.

Yure: Dal es... una persona de confianza, ¿sabes? Es capaz de vender su propia alma con tal de rescatar a alguien de sí mismo...

-

Al escucharlo, se calmó aún más. Era bueno saber que no quería herirla, que no estaba en sus planes... aunque seguramente Len estaría demasiado molesto con ella.
Acomodó su vestido, para que no se arrugara más de lo necesario, para luego abrir sus brazos en recibimiento.

Dal: P-Puedes recostarte si quieres...

-

Aulló de dolor. ¿Qué diablos tenía? Cerró sus ojos con fuerza, mientras con su mano libre arañaba el suelo. Sabía que el hermano de Xer no iría a salvarlo, porque según Eek eran cortados por la misma tijera, pero necesitaba salir de esa antes de que su brazo se quebrara. Gruñó, moviendo su cola hasta enroscarla en la cintura de Xer, intentando alejarla de él.

Sonrió, recostándose en la rama con sus brazos detrás de su cabeza. Dal le había dado esa sensación. No por nadie abandonaría su puesto de trabajo y acompañaría hasta un lugar lleno de demonios y fantasmas.

Conn: Tienes razón. Quizás por eso la quieres tanto, ¿verdad?

-

Len no podía creerlo. Le costaba no sacar a Dal corriendo de allí, alejarla del peligro. Suspiró, cerrando sus ojos.

Meds avanzó, despacio, muy despacio, hasta que se detuvo por completo a unos pasos de ella. Olfateó el aire, una descarga de adrenalina bajó por su espalda y retrocedió nuevamente a esconderse entre los arbustos.

Meds: T-tu... mano. Sangra...

-

Por su cabeza pasaron diez formas de obligarlo a hablar, de hacerlo correr de allí y de asegurarse que nunca volviese. Pero dejó ir su brazo, levantándose de su cuerpo. Caminó hacia la ventana, poniendo distancia entre ellos.

Xer: Dime a qué viniste. Ahora.

Hablaba con calma, tranquila.

Yure: Quizás... Supongo que en realidad estoy tan apegado a ella porque siento que es la única persona que puede salvarme de lo que soy...

Desvió el rostro unos segundos, para luego tomar altura con ayuda de sus alas y sentarse en una rama un par de metros más abajo que Conn.
Era completamente extraño explicar aquello que lo hacía sentirse tan atraído hacia Dal. Pero tampoco era que hubiese pensado demasiado en ello, simplemente... lo tomaba como un hecho normal.

-

Oyó el suspiro de Len, corroborando su intranquilidad. Seguramente le costaría un par de reprimendas, pero... esperaba que entendiera. No podía dejarlo ahí, sufriendo sólo.
Se sobresaltó un poco al oír la voz adolorida, pensando por unos segundos sus palabras, para luego tocar su mano herida. Se había olvidado del dolor, demasiada adrenalina. Asintió con la cabeza, tranquila.

Dal: Me caí... Puedes venir, no pasará nada, estaremos bien

Ambos; ella y él. Ella porque no saldría herida, confiaba en el autocontrol del hombre-lobo y en la protección de Len. Y él porque Len no le haría nada, y ella no dejaría que siguiera sufriendo solo.

-

Se sobó su brazo, ahora menos adolorido. La observó en silencio unos segundos, dándose cuenta que más que molesta, se estaba protegiendo a sí misma. Porque tenía miedo y se sentía rota. Suspiró, mientras intentaba relajar las articulaciones.

Nyelo: Me crucé con Eek y me dijo que debería venir a ver como estabas... no me dijo qué pasó, pero dado que me atacaste de tal forma, supongo que algo grave

Conn: ¿Nunca pensarte en salvarte a ti mismo?

Sonrió al oírlo usar sus alas para llegar a las ramas. ¿Qué se sentiría volar? Era una forma ideal de transportarse, y de evitar problemas. Pensó en lo que dijo, "salvarme", ¿por qué necesitaría ser salvado?

-

Meds: Yo... curar... puedo

Agh, era una batalla dentro de su cerebro. No podía encontrar las palabras que quería utilizar, sólo aullidos y ladridos. Podría curarla si lograba encontrar una forma de mantener su bestia controlada. Quizás podría pedirle al demonio de su ayuda. El olor a la sangre estaba empezando a inquietarlo, despertando aquello que tanto quería adormecer.

-

Reprimió una mueca al oirlo mencionar a Eek. Conque quería que alguien corroborase su estado. Sus labios apenas se elevaron en una muy extraña sonrisa.
Se recostó contra el vidrio, empezando a tantear detras de ella por la cerradura. Esa ventana no se había abierto en un largo tiempo, pero todavía le serviría.

Xer: No necesito una niñera, muchas gracias.