A cursive memory

Caminaba a los tropezones. Una herida profunda se abría en el lado izquierdo de su cuerpo. Su aliento, pesado, doloroso. Sangre caía por los lados de su boca entreabierta, mientras gruñía de dolor. ¿Qué diablos había pasado? Iba todo tan bien. Iban a escapar juntos. Ella no se preocupaba por lo que era. Ella... ya no estaba. No había logrado salvarla. ¿Por qué él seguía vivo? ¿Por qué no había sido él quien tuviera que morir?
Cayó sobre la dura nieve, manchandola de sangre. No se derretía, su cuerpo no tenía el suficiente calor para hacerlo. A decir verdad, era él quien se congelaba.

Demason: Por ... ¿por qué...?

Su vista se nubló rápido. El mundo daba vueltas. No tardó mucho en desmayarse.

El olor a muerte la atraía. Tanto tiempo conviviendo con ella, o la falta de ella mejor dicho, la había vuelvo sensible a su aroma. La sangre. El alma. Mientras apuraba su paso, se iba emocionando. Sus ojos resplandecían con un color rojo brillante, producto de la poca alimentación. Quizás podría aprovechar.
Pero al llegar y encontrar al cuerpo de alguien desmayado, sabía que no podría hacerlo. Ella no le arrebataba la vida a la gente como lo habían hecho con ella. Se arrodilló a su lado, haciendo una mueca al ver su herida.

Maigne: Perfecto.

Si lo dejaba allí se congelaría. Decidió intentar levantarlo, con esfuerzo. Pesaba demasiado para su cuerpo.

Se despertó levemente al sentirse levantado y siendo arrastrado. Algo no andaba bien, lo sabía, pero tampoco podía resistirse. ¿Con qué fuerzas? Había utilizado todas en un intento de protegerla y... no había funcionado... Quizás lo mejor era dejarse hacer, si le iban a matar, que lo hicieran. Pero repentinamente la recordó, sus ultimas palabras: "Tú, vive.".
Gruñó, abriendo sus alas y convirtiendose en dragón. Avanzó muy poco, siendo que su fuerza era casi inexistente y no podía ver mucho. Dio un par de giros bruzcos en el aire, para perder su cuerpo de dragón y caer de espaldas al suelo, quejandose de dolor. Sus alas temblaban levamente.

No pudo evitarlo. Un grito salió de su garganta al sentir como el cuerpo se transformaba y se convertía en dragón ante sus ojos. 'Calmate. Es como el vampiro. O el hombre lobo'. Tomó aire y volvió a avanzar hacia el, tomando precausiones al caminar. No podría hacerle mucho daño. Estaba herido.
Bordeando su cuerpo y acercandose, se quedó observando las alas en todo momento. Quería evitarlas.

Gruñó al sentir que se acercaban nuevamente. ¿Qué debería hacer? No podía huir. Y no lograba deducir si era ayuda o peligro lo que estaba cercano. Intentó levantarse, sintiendo su cuerpo hacerle pagar cada milímetro.

Dem: ... diablos... quieres... ("¿Qué diablos quieres?" dicho sin fuerzas ni voz)

Lo sostuvo por la espalda para mantenerlo fuera de la nieve. No podría aguantar mucho en el estado en el que estaba. Y menos si no dejaba que ella lo ayudara.

Maigne: Quiero ayudarte. No me lo haces muy fácil...

No que pudiera culparlo. ¿Quién confiaría en alguien luego de haber sido atacado?

Al oir la voz de una niña (era niña, ¿no?), se mantuvo calmo, dejándose llevar. Estaba bien. Estaría bien. Sólo estaba algo paranoico. Se tranquilizó, escondiendo sus alas con un gran esfuerzo.

Dem: L... siento...


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Hacía un par de días que Kui no le molestaba o jugaba con él. Se preguntó por qué podría ser. ¿Sería acaso por todo el montaje de que "el nuevo" era su novio? Suspiró, mirando por la ventana del salón. La clase estaba aburrida. Y no podía escaparse, el profesor no dejaba de vagar por los pasillos entre los bancos.

(Es Beivan)

Suspiró aliviada al ver que las alas desaparecían. Acto seguido lo levantó como pudo usando su cuerpo para apoyarlo. Al menos no estaban lejos de su hogar.

Maigne: No te preocupes...

(Más bien adolescente xD)

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Intentantaba aparentar concentración pero no podía despegar sus ojos del otro niño nuevo y del que estaba sentado frente a él. ¿Era cierto? ¿Eran novios? Lamió su colmillo ficticio con nervios. Quizás en ese lugar no tendría que fingir. Pero tampoco podía ser honesto. Si no podía despegar sus ojos de aquel chico que ahora quería escapar.

Se dejó llevar. No podía dejar de pensar en ella, en como la mataron sin sentido, delante de sus ojos. En como no había podido protegerla. Se sentía vacío, herido... más que física, espiritualmente.


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Cerró los ojos unos segundos, ruborizandose. Había comenzado a pensar en Kui jugando con él... y luego en Wands. ¿Por qué estaba tan pendiente en querer "jugar" con ella? Siempre le habían desagradado en parte las mujeres, pero... con ella, era distinto. Prefería que dejaba de fingir que era hombre, aunque ese juego le atraía tambien.
El timbre del recreo sonó, pero no lo escuchó. Estaba demasiado sumido en sus pensamientos pervertidos.

Ahora entendía porque se había despertado. Todo él estaba sufriendo y el alma es quien posee mayor fuerza en la llamada. Y si no hubiese ido, ahora tendría su grito clavado en los oídos.
Abrió la puerta de la casa y lo arrastró hasta su cama, donde lo depositó y comenzó a buscar las viejas vendas que antes tenía.

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Wands se inclinó, sacudiendolo por el hombro. A pesar de escuchar los comentarios de la gente, no le molestaba en absoluto que creyeran que ella era hombre. Para eso se disfrazaba.

Wands: Beivan... Levantante

La gente salía, menos ese chico extraño. Casi no hablaba con nadie y cuando sonreía mostraba unos pequeños colmillos de plástico.

Al sentir la cama bajo él, jadeó. El dolor era fuerte, pero podría contra él. Podría....
intentó abrir los ojos, siendole casi imposible.

Dem: ¿Dónde... estoy...?


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Elevó el rostro, mirando a Wands, para sonreirle. Se puso de pie rápidamente, besándola.

Bei: Lo siento, pienso quedarme aqui... puedes ir si quieres...

lo mejor era estar lejos de ella mientras tuviera.. esos deseos

Maigne: En mi casa. Ah, aquí estan.

Era la quinta caja que abría pero al fin conseguía algo de vendas y limpiador. Se arrodilló a su lado y se dispuso a limpiarlo y vendarlo. No sabía cuanta sangre había perdido ya, pero era mejor no arriesgarse.

Maigne: Esto puede doler..

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Se ruborizó y sonrió timidamente. No se acostumbraba a que la besara de repente. Asintió y salió del aula intentando adoptar otra actitud. A veces se le olvidaba que interpretaba un papel.

Foes elevó el rostro cuando vio que desaparecía.

Foes: ¿Entonces si es tu novio?

En su casa. Bien, era un lugar medianamente seguro. Si le estaban buscando, donde menos le seguirían sería a la casa de alguien. Suspiró, asintiendo con pocas fuerzas. Podría soportarlo, ¿no?

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La vio salir y sonrió. Debía controlarse. ¿Por qué, con tan poca edad, tenía tales deseos sexuales? Extrañamente, quería hacer de todo con Wands... pero esperarla al mismo tiempo. Suspiró, para luego girar el rostro al oir que le hablaban.
Oh, ese chico. Nadie en la clase le hablaba; decían que daba miedo. Intentó sonreír.

Bei: Si, ¿por qué?

Le vendó la herida completamente. Frunció el ceño levemente al levantarse y pensar.

Maigne: No tengo comida pero si me esperas aquí puedo conseguir algo...

¿Sería seguro dejarlo solo? Estaba bastante indefenso.

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Ocultó una sonrisa usando su cabello. Lo tenía largo, pero no quería cortarlo.

Foes: Es el primer lugar donde estoy que aceptan tales relaciones.

Mordió el borde se su lapicera, pensando.

Foes: ¿No te causan ningún problema?

Gruñó al sentir la venda. Era molesta y dolorosa, pero podía soportar. Debía hacerlo. Además de que debía ser agradecido por la ayuda. Jadeó del dolor, mirando, con cierta dificultad, a la muchacha.

Dem: De acuerdo...


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Bei: ¿Lo dices por los alumnos o los profesores?

Se giró en su lugar, para poder mirar al muchacho sin problema alguno.

Bei: Es el siglo 21, a los profesores no les compete. Los alumnos molestan y hacen bromas de mal gusto, pero no es algo que llegue a importarme. No si a él no le importa.

Asintió. Se acercó a su conejo azul y lo apoyó sobre una silla, donde podía observar la puerta. Le sonrió, acariciando sus orejas.

Maigne: Cuidalo, ¿si?

Lo tocó en la frente unos segundos antes de salir por la puerta. Sus ojos aún más rojizos.

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Foes: Será el siglo 21, pero uno oye historias. Muchachos golpeados en los baños. Palizas que reciben por los demás. Y parecen aceptar bastante bien su relación.

Se sentó juntando los pies, apoyando sus manos sobre las rodillas mientras pensaba. Allí no se tendría que esconder entonces.

Su cabeza seguía divagando. ¿Qué estaba haciendo? Aferrandose a la vida sólo porque ella se lo decía. ¿Acaso todo ésto era el destino que quería reirse de él? Suspiró, mirando el conejo. Su vista comenzaba a aclararse de a poco.

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No dijo nada. Giró su cuerpo, para sentarse correctamente, para luego observar la ventana a su lado. ¿A qué iban esas cosas? Cerró los ojos, tranquilizandose.

Bei: ¿Qué es lo que quieres en realidad?

Llegó a la ciudad con un poco de prisa. Pero sobre todo con muchas preguntas. ¿quien era él? ¿Por qué estaba en ese estado? ¿Qué hacía allí? Mientras no conseguía respuestas para nada, se paseaba por los lugares. Se ocultaba de la gente y aprovechaba momentos de distracción para tomar la comida. ¿Qué otra cosa iba a hacer? No tenía dinero. No necesitaba ese tipo de comidas.
Cuando supuso que tenía suficiente se encamino hacia la casa.

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Sonrió abiertamente. ¿Qué quería? Muchas cosas. Pocas de las cuales podría conseguir en realidad.

Foes: Saciar mi curiosidad.

Se levantó, sonriendole por ultima vez antes de salir a lo que quedaba del recreo.

Se sento con esfuerzo. Quería ver donde estaba, pero supuso que mantenerse sentado era la mejor opcion. No tenía fuerzas, estaba herido... y encontrar un ser moribundo en el suelo no iba a ser lo mejor para quien le había ayudado.

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Lo vio salir, para luego suspirar. ¿Qué sería lo que en realidad quería? (Me da miedo lo que quiera xD)
Oyó nuevamente el timbre, que indicaba la vuelta a clases, pero decidió escaparse. Salió rápidamente, encerrandose en el baño. No le buscarían allí.

Cuando abrió la puerta no sabía que esperar. No sabía si seguiría allí o si se habría escapado. Suspiró al verlo sentado, depositando la bolsa sobre la cama.

Maigne: Deberías recostarte. Estas herido y necesitas descansar.

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Ambos pudieron ver como alguien se escabullía hacia los baños. Wands levantó la vista encontrandose con el chico nuevo que también lo había visto. Foes le guiñó un ojo aprovechando la vuelta a las aulas para salir de allí. Quizás no conocía bien el colegio, pero si sabía de la ventana en el baño.

Dem: Estoy bien...

la observó entrar, sonriendole. Una sonrisa clara, de agradecimiento. Era malo con las palabras, y no quería asustarla abriendo la boca.

Dem: ¿Quién.. eres?


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Suspiró, recostandose en el suelo. Hacía calor, era un día caluroso. Y su mente, no le estaba ayudando. Se preguntó si Wands se preocuparía. Algo le dijo que no. Seguramente iría a ver al baño luego de que la clase terminara. Golpearía tres veces la puerta, como hacía Kui, para asegurarse de que le abriera.
Sonrió. ¿Por qué sabía exactamente qué haría Wands? ¿Tan bien la conocía?

Se sentó a su lado observando la bolsa. ¿Hacía cuanto que no comía?

Maigne: Soy Maigne. Y ¿tu...?

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Se acercó a la ventana, observando hacia dentro. Quería controlarse, pero él se parecía tanto a su otro compañero. No físicamente, pero en cuanto a lo mental. ¿Acaso el tendría que soportal lo mismo? Le había dicho que no, pero no confiaba en su palabra.
Tocó el vidrio antes de asomar la cabeza hacia dentro.

Foes: ¿Se puede?

Dem: Demason... un gusto... y gracias...

Observó la bolsa, algo sonrojado, oyendo su estómago rugir. Tenía hambre, necesitaba comer.


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Había entrado a uno de los cubículos, sin cerrar la puerta de éste, tocandose levemente por sobre la ropa. Estaba algo (bastante) excitado. Y debía tranquilizarse.
Al oir la voz del chico nuevo, no pudo más que sorprenderse, resbalandose con el poco agua que había en el suelo (tipico en todo baño escolar), cayendo sentado.

Bei: Diablos...

Practicamente le arrojó la bolsa a las manos, lanzando una risita.

Maigne: Deja la cortesía y come. No quiero que te desmayes por inhanición.

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Foes: Lo siento. No pretendía asustarte.

Por su tono de voz, era claro que no lo sentía en lo más mínimo. Terminó de entrar al baño y se posó sobre la puerta, pretendiendo no haber notado la erección del chico.

Foes: Todavía no me has dicho tu nombre...

Sonrió, comenzando a comer. Podía notarse una hilera de dientes puntiagudos. Causa de su hibridez.

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Claro, "no pretendía". Se levantó con esfuerzo, olvidandose de su erección. Despues de todo, unicamente le daban vergüenza esas cosas cerca de Wands. El resto, eran todos hombres, entendían.

Bei: Pensé que lo sabías, siendo que vamos a la misma clase. Soy Beivan.